El papel del médico primario en la detección temprana de las enfermedades autoinmunes

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Dra. Zaida Fuxench, reumatóloga. Foto de PHL.

Durante el reciente simposio sobre enfermedades autoinmunes, la Dra. Zaida Fuxench, reumatóloga, destacó el rol crucial del médico primario como primera línea de acceso al paciente. Según explicó, muchos casos comienzan con síntomas inespecíficos que pueden pasar inadvertidos o confundirse con dolencias comunes.

“Queríamos ofrecer herramientas al médico primario para que pueda evaluar al paciente, identificar signos de alerta y referirlo al especialista cuando exista sospecha de una condición autoinmune”, señaló la especialista.

Entre los signos más frecuentes, la doctora mencionó el dolor articular o muscular persistente, las manifestaciones cutáneas, la fiebre prolongada y los antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes. Estos cuadros, aunque no siempre específicos, deben motivar una evaluación más detallada y un seguimiento continuo.

La importancia del historial clínico y la evaluación física

La Dra. Fuxench subrayó que el diagnóstico inicial no requiere pruebas costosas, sino una valoración clínica exhaustiva. El historial del paciente, el examen físico y las pruebas básicas, como análisis de orina, hemograma y perfil metabólico, permiten descartar otras causas frecuentes como diabetes descontrolada, trastornos tiroideos o problemas de colesterol.

Una vez se descartan estos factores, se pueden solicitar pruebas complementarias como la proteína C reactiva, el factor reumatoideo o un sonograma de coyunturas, útiles para evaluar inflamación y descartar otras condiciones musculoesqueléticas.

Para la especialista, la detección temprana marca una gran diferencia en el pronóstico del paciente. “Cuando tratamos de forma oportuna, antes de que haya daño estructural, los pacientes pueden responder muy bien a medicamentos de primera línea, como los inmunorreguladores no biológicos”, explicó.

Asimismo, insistió en evitar el uso indiscriminado de cortisona o antiinflamatorios de uso prolongado, recomendando en su lugar alternativas seguras que pueden ser prescritas por el médico primario mientras el paciente es evaluado por el reumatólogo.

La piel como reflejo del sistema inmune

Un punto que la doctora enfatizó es que la piel puede ser la primera señal visible de una enfermedad autoinmune. Manifestaciones cutáneas persistentes o recurrentes deben ser comunicadas al médico, ya que pueden reflejar procesos inflamatorios internos. “La piel es un espejo de lo que pasa por dentro. Si algo se repite o no mejora, no debe asumirse como algo estético o propio de la edad”, puntualizó.

Además del tratamiento farmacológico, la Dra. Fuxench recomendó promover hábitos saludables como el ejercicio regular, adaptado a las capacidades de cada paciente, y una alimentación de estilo mediterráneo, rica en frutas, vegetales y baja en azúcares y harinas procesadas.

Finalmente, advirtió que el estrés es un importante factor ambiental que puede exacerbar o activar enfermedades autoinmunes latentes. “El estrés no causa la condición, pero si no se controla, puede manifestarla”, concluyó.

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