En los últimos años, la conversación sobre el uso prolongado de antidepresivos ha comenzado a cambiar. Aunque estos medicamentos, especialmente los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), son esenciales para millones de personas, cada vez más pacientes y especialistas coinciden en algo: dejar de tomarlos no siempre es sencillo.
Hoy, un movimiento de “desprescripción” está cobrando impulso en la psiquiatría, con el objetivo de apoyar a los pacientes cuando desean reducir o suspender sus medicamentos de manera segura y basada en evidencia.
El caso de Liana Shatova
En 2023, Liana Shatova comenzó a tomar bajas dosis de sertralina (Zoloft) para controlar síntomas de un trastorno premenstrual severo. Al inicio, la mejoría fue evidente: más energía, mejor concentración y estabilidad emocional. Pero tras 18 meses, algo cambió. Shatova empezó a sentir que sus emociones se habían “aplanado”. Cuando la madre de su mejor amiga falleció, ella no pudo llorar. “Sentía nada”, relató.
Decidió suspender el medicamento. Su médica le aseguró que, por estar en la dosis más baja, no tendría dificultad. Sin embargo, un mes después comenzaron los síntomas: insomnio crónico, ataques de pánico, sudoración nocturna, dolor muscular y cambios emocionales intensos que la incapacitaban para trabajar.
Aunque su doctora interpretó estos síntomas como una recaída de su trastorno, Shatova sospechó que se trataba de síndrome de abstinencia. Rechazó comenzar otro antidepresivo.
En Estados Unidos, los antidepresivos son de los medicamentos más recetados. Se estima que decenas de millones de adultos los usan regularmente, y las cifras son especialmente altas entre mujeres mayores de 60 años. Aunque los efectos secundarios suelen motivar a muchos pacientes a querer suspenderlos, la evidencia muestra que dejar estos fármacos puede desencadenar síntomas de retiro, incluso con reducciones graduales.
Nuevos estudios cuestionan la idea del “talla única” en prescripción
Un análisis reciente publicado en The Lancet por investigadores del King’s College London examinó datos de 151 ensayos clínicos y 17 reportes de la FDA.
Los hallazgos sugieren que algunos efectos físicos como:
- aumento rápido de peso
- elevación de la presión arterial
- incremento de la frecuencia cardíaca
Pueden ser más frecuentes de lo que se pensaba, dependiendo del medicamento.
El estudio también analizó impacto en glucosa, colesterol, presión arterial y ritmo cardiaco, aunque no abordó cambios emocionales como los que experimentó Shatova.
El autor principal, el Dr. Toby Pillinger, enfatizó la importancia de abandonar la práctica de “una sola estrategia para todos” al recetar antidepresivos.
¿Qué tan comunes son los síntomas de retiro? La ciencia responde
En agosto, un equipo de psiquiatras del Reino Unido reportó que los síntomas de retiro moderados o severos podrían ser más comunes de lo que se creía, especialmente tras usos prolongados.
Entre las personas que habían tomado antidepresivos por más de dos años:
- 63 % reportó síntomas moderados o severos
- 1 de cada 3 describió síntomas que duraron más de tres meses
Las manifestaciones incluían:
- insomnio
- confusión
- sensaciones eléctricas
- calambres musculares
- agitación
- cambios abruptos en el estado de ánimo
- desrealización
El Dr. Mark Horowitz, líder del estudio, explicó que otros trabajos previos ya han mostrado que hasta una cuarta parte de los pacientes experimenta síntomas severos cuando suspenden los medicamentos de forma abrupta, desde dolor quemante en la piel hasta hipersensibilidad a la luz y los sonidos.
Un análisis separado de psiquiatras alemanes concluyó que 1 de cada 3 usuarios sufrirá algún grado de síntomas al suspender un antidepresivo, y 1 de cada 30 tendrá síntomas severos, incluso cuando la suspensión es progresiva.
Un reto clínico que exige nuevas estrategias
Aunque la interrupción brusca de estos medicamentos no se recomienda, la evidencia indica que incluso los esquemas de reducción pueden desencadenar reacciones inesperadas. Esto ha impulsado a profesionales a diseñar protocolos más detallados y personalizados para acompañar a los pacientes.
La expansión del movimiento de desprescripción sugiere que el futuro de la psiquiatría no sólo estará enfocado en iniciar tratamientos, sino también en saber cómo retirarlos de forma segura.
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