Por: Jorge L. Santana Bagur, MD; FIDSA. Catedrático de Medicina y Enfermedades Infecciosas, Director Programa Investigación ACTU, Escuela de Medicina, Recinto Ciencias Médicas, Universidad de Puerto Rico.
El panorama de la investigación sobre el VIH ha evolucionado dramáticamente en las últimas décadas, en particular en el campo de los ensayos clínicos. Los avances recientes se han enfocado en mejorar los regímenes de tratamiento, potenciar las estrategias de prevención y explorar posibles terapias innovadoras destinadas a buscar una cura.
Uno de los puntos sobresalientes significativos, lo ha sido el desarrollo de terapias antirretrovirales de acción prolongada (La-ART) por sus siglas en inglés. Regímenes orales diarios tradicionales pueden resultar complejos, olvidadizos, además de estigmatizantes para muchos pacientes. Sin embargo, estas nuevas formulaciones, como Cabotegravir y Rilpivirina, han mostrado resultados prometedores como opciones inyectables administradas cada mes o incluso cada dos meses.
Un estudio pivotal publicado en The New England Journal of Medicine, demostró que estas terapias de acción prolongada no solo son efectivas, sino que también mejoran la adherencia entre los pacientes, lo que en última instancia conduce a mejores tasas de supresión viral, complementando el dictum de indetectable es igual a intransmisible.
Conjuntamente con esto y en ausencia de una vacuna preventiva, los ensayos clínicos se han centrado cada vez más en la profilaxis previa a la exposición (PrEP) como herramienta de medida preventiva. La eficacia de la PrEP oral está bien documentada, sin embargo, ensayos recientes han explorado el potencial de la PrEP inyectable, que podría ofrecer una alternativa más conveniente y eficaz.
El ensayo HPTN 083, por ejemplo, destacó que el cabotegravir inyectable era más eficaz que el tenofovir/emtricitabina oral diario para prevenir la adquisición del VIH entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y mujeres transgéneros. Este cambio hacia métodos de prevención de acción prolongada represento un avance significativo en el control de la epidemia.
Recientemente, se han presentado trabajos con una molécula de acción prolongada llamada Lenacapavir con un mecanismo de acción novel inhibiendo la maduración de la cápsula del virus. Este fármaco ya está recién aprobado para el uso en pacientes VIH con múltiple resistencia al virus y los estudios en PrEP potencialmente pudiesen cambiar el paradigma en todas las poblaciones a riesgo, ofreciéndose de manera inyectable cada seis meses (2 veces al año). Claro está, un factor limitante en general, pero en especial para países con recursos limitados es su elevado costo de administración.
Otra de las áreas que se están explorando con mucho interés, son los enfoques innovadores en la edición genética y la inmunoterapia en la búsqueda de una cura para el VIH. Los ensayos clínicos que utilizan la tecnología CRISPR (herramienta utilizada para modificar la replicación de las secuencias del ADN y el ARN) tienen como objetivo dirigirse y extirpar el ADN viral de las células infectadas.
Los ensayos de fase temprana han demostrado ser prometedores en la reducción de los reservorios virales, lo que es crucial para lograr una remisión a largo plazo sin terapia antirretroviral continua. Estos estudios están allanando y facilitando el camino para futuras investigaciones que podrían cambiar fundamentalmente el paradigma del tratamiento del VIH sin el uso de medicamentos.
Algunos expertos postulan que el uso de esta tecnología conjuntamente con infusión de anticuerpos monoclonales dirigidos al virus pudiese repercutir en la eliminación de los reservorios activos de replicación del virus en el cuerpo, llegando a la tan deseada cura funcional y biológica.
En resumen, los recientes avances en ensayos clínicos para el VIH reflejan un enfoque multidimensional para combatir el virus. Con la introducción de terapias de acción prolongada, medidas preventivas mejoradas a través de PrEP inyectable e investigaciones innovadoras sobre edición genética, las perspectivas para las personas que viven con el VIH o están en riesgo de contraerlo son más esperanzadoras que nunca. La inversión continua en ensayos clínicos será esencial para impulsar estos avances y avanzar hacia un futuro sin VIH.