Amenaza tras huracanes: enfermedades infecciosas y la urgente respuesta sanitaria en el Caribe

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Primeras imágenes de los daños que ha dejado ahora el huracán Ernesto en Puerto Rico. Fotos cortesía de Boletín Del Tiempo en Facebook.

Los huracanes y tormentas tropicales en el Caribe no solo evocan imágenes de vientos furiosos, lluvias torrenciales e inundaciones devastadoras, sino que también representan una amenaza menos visible pero igual de peligrosa: la rápida propagación de enfermedades infecciosas y el impacto en los servicios de salud.

El huracán Ernesto registra vientos máximos sostenidos de 120 kilómetros por hora (75 millas) y avanza hacia el noroeste a una velocidad de 26 kilómetros por hora (16 millas). Este miércoles, el sistema se intensificó hasta convertirse en huracán al norte de Puerto Rico, poniendo en riesgo a ese territorio y a las Islas Vírgenes con posibles inundaciones, según informó el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

En las últimas horas, el sistema ha alcanzado la región de Puerto Rico y las Islas Vírgenes con intensas lluvias que podrían provocar inundaciones, y se espera que se aleje de estas islas a lo largo del día. Antes de que se confirmara su intensificación a huracán, la tormenta tropical provocó lluvias torrenciales en el este de Puerto Rico, dejando a cientos de miles de personas sin electricidad en ese territorio estadounidense.

Esta amenaza, subraya la urgente necesidad de fortalecer la respuesta de salud pública en una región especialmente vulnerable a los desastres naturales y los brotes epidémicos.

Impacto de los huracanes en la salud pública

El paso de un huracán suele dejar zonas inundadas, creando condiciones ideales para la reproducción de mosquitos, que son vectores de enfermedades como el chikunguña, el zika y el dengue. Estos virus pueden propagarse rápidamente en las islas del Caribe, que son especialmente vulnerables debido a su geografía y la alta movilidad de personas entre ellas.

Entre diciembre de 2013 y julio de 2014, el Caribe vivió un ejemplo alarmante con la rápida propagación del virus chikunguña, afectando a más de 350,000 personas. En 2014, tras las tormentas tropicales Bertha y Cristóbal, la República Dominicana experimentó uno de los peores brotes de chikunguña, afectando al 60% de la población.

Esto no solo causó un sufrimiento significativo sino también pérdidas económicas considerables, con una de cada cuatro personas infectadas ausentándose de su trabajo, lo que representó un 0.2% del PIB.

Riesgos de salud inmediatos tras los huracanes

Los efectos inmediatos de los huracanes se deben principalmente a los fuertes vientos y las inundaciones. Las lesiones no intencionadas son comunes durante e inmediatamente después de los huracanes, así como durante los esfuerzos de reconstrucción.

Entre las lesiones más comunes se incluyen ahogamientos, electrocuciones, cortes, laceraciones, caídas, traumatismos craneales por escombros y accidentes de tráfico. Se ha observado que las muertes por lesiones alcanzan su punto máximo aproximadamente un mes después de que se produzca la tormenta.

Enfermedades infecciosas asociadas a las inundaciones

Las inundaciones provocadas por huracanes incrementan significativamente el riesgo de infecciones, incluidas aquellas transmitidas por vectores, roedores y agua contaminada, así como enfermedades asociadas a la exposición a hongos.

Estas enfermedades infecciosas suelen alcanzar su punto álgido aproximadamente dos meses después del suceso, aunque es posible observar infecciones en los días inmediatamente posteriores a la tormenta.

Síntomas y riesgos de enfermedades transmitidas por mosquitos

El chikunguña y el zika, ambos transmitidos por mosquitos, presentan síntomas similares que incluyen fiebre alta, dolor en las articulaciones, dolor de cabeza, dolor muscular y erupciones cutáneas. Sin embargo, el zika tiene un riesgo adicional, ya que puede causar defectos congénitos en bebés nacidos de madres infectadas durante el embarazo.

Cambio climático y aumento de enfermedades infecciosas

Con el cambio climático, se espera un aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como huracanes, lo que podría incrementar la incidencia de enfermedades transmitidas por agua y vectores.

Esto exacerba la presión sobre los sistemas de salud en momentos en que las instalaciones pueden estar dañadas o ser inaccesibles, como se evidenció tras el huracán María en 2017, cuando Dominica registró un aumento del 40% en personas buscando atención médica.

Vulnerabilidad de las instalaciones de salud en el Caribe

La infraestructura de salud en el Caribe es especialmente vulnerable. Evaluaciones de la Organización Panamericana de la Salud indican que siete de cada diez hospitales en América Latina y el Caribe se encuentran en zonas susceptibles a desastres naturales.

Estos eventos no solo causan daños físicos, sino que también pueden aumentar la morbilidad y mortalidad debido a afecciones preexistentes y nuevos brotes de enfermedades.

La experiencia reciente con enfermedades como el chikunguña y el zika subraya la necesidad crítica de mejorar la capacidad de respuesta y preparación del sistema de salud en el Caribe, especialmente ante desastres naturales. No solo es fundamental para la salud pública, sino también para la estabilidad económica y social de la región.

Mejorar la infraestructura sanitaria, asegurar la disponibilidad de recursos médicos y establecer protocolos de respuesta rápida son esenciales para mitigar los efectos de estas amenazas silenciosas que acechan tras los huracanes.

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