Rompiendo mitos y mejorando el acceso, la importancia de la PrEP y la PEP en la prevención del VIH

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Dra. Patricia Valenzuela, experta en infectología y docente del Instituto de Medicina Tropical de la UCV.

Aunque la ciencia ha demostrado la eficacia de la profilaxis preexposición (PrEP) y postexposición (PEP) para prevenir el VIH, aún persisten mitos que dificultan su adopción. La Dra.Patricia Valenzuela, presidenta de la Sociedad Venezolana de Infectología, advierte que muchas personas temen sentirse “enfermas” o “estigmatizadas” por usar estos medicamentos, especialmente aquellas que han sido víctimas de violencia sexual.

“Pero recibir tratamiento no significa que vivas con VIH. Significa que estás protegiendo tu salud”, recalca la especialista, subrayando que la información adecuada puede salvar vidas.

Estudios de ONUSIDA han revelado que el estigma y la desinformación siguen siendo barreras importantes en el acceso a métodos de prevención en América Latina. En muchos casos, se asocia el uso de PrEP exclusivamente con hombres que tienen sexo con hombres, dejando de lado a otras poblaciones en riesgo como mujeres cisgénero, personas trans y trabajadores sexuales.

Acceso a tratamientos preventivos 

En Venezuela, la PEP, medicación que debe tomarse en las primeras 72 horas tras una posible exposición al VIH,  está disponible de forma gratuita en hospitales públicos y a través de organizaciones como Acción Solidaria, ACCSI y el Proyecto 1113, que también ofrecen acompañamiento psicosocial y asesoría legal a víctimas de violencia sexual.

En cuanto a la PrEP, esta puede conseguirse en farmacias privadas bajo prescripción médica. No obstante, el acceso aún es limitado por su costo y la escasa disponibilidad en el sistema público.

“Necesitamos ampliar los canales de distribución y eliminar las barreras económicas, especialmente para las poblaciones más vulnerables”, enfatiza la Dra. Valenzuela.

Según datos de ONUSIDA (2023), sólo 8 países de América Latina han incluido la PrEP en sus programas de salud pública de forma gratuita o subsidiada, entre ellos Brasil, México, Colombia y Argentina. En el resto de la región, el acceso sigue dependiendo en gran medida del sector privado o de proyectos piloto impulsados por ONG.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y ONUSIDA promueven un enfoque de “prevención combinada”, que va más allá del uso de medicamentos. Este modelo incluye el uso sistemático del condón, la educación en salud sexual, el diagnóstico temprano, la reducción del estigma y la promoción de derechos humanos.

“Debemos formar no solo a los médicos infectólogos, sino también a ginecólogos, urólogos e internistas para que puedan educar y orientar a sus pacientes”, apunta la experta.

Asimismo, insiste en la necesidad de campañas educativas que desmitifiquen el uso de PrEP y PEP y las posicionen como herramientas de empoderamiento y autocuidado, no como símbolos de enfermedad.

Un cambio necesario y urgente

La experiencia de países como Brasil o México, donde la implementación de PrEP en el sistema público ha demostrado reducir nuevas infecciones, sirve como referencia para avanzar hacia una prevención más equitativa y efectiva en Venezuela y otros países de la región.

“No se trata solo de tener los medicamentos, sino de garantizar que las personas sepan que existen, entiendan cómo usarlos y puedan acceder a ellos sin miedo ni discriminación”, concluye la doctora.

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