“El resurgimiento del chikungunya demuestra lo vulnerables que siguen siendo las poblaciones frente a los arbovirus transmitidos por mosquitos”, alertó la OMS en su informe del 3 de octubre de 2025. Entre enero y septiembre se notificaron 445.271 casos sospechosos y confirmados y 155 muertes en 40 países, incluyendo transmisiones autóctonas y casos importados. (OMS)
Algunas regiones muestran aumentos significativos respecto a 2024, mientras otras registran descensos, lo que dificulta establecer una tendencia global. Sin embargo, el organismo advierte que el riesgo de propagación sigue siendo alto, debido a la circulación del mosquito Aedes aegypti, el cambio climático y la falta de inmunidad en poblaciones previamente no expuestas.
El informe resalta que la globalización, los viajes y el comercio internacional facilitan la introducción del virus en nuevas áreas. Si existen mosquitos vectores y población susceptible, puede establecerse transmisión local rápidamente.
La OMS insta a reforzar la vigilancia epidemiológica, mejorar el control vectorial y fortalecer los sistemas diagnósticos, especialmente en zonas tropicales y subtropicales donde el mosquito vector es endémico. Además, recomienda informar a la población sobre medidas preventivas como eliminar criaderos, usar repelente y protegerse de las picaduras.
Aunque la mayoría de los casos cursan con fiebre alta y dolor articular autolimitado, algunos pacientes desarrollan formas graves con compromiso neurológico o cardíaco, y el dolor articular puede persistir durante meses.
En conclusión, la expansión del chikungunya en 2025 evidencia los desafíos persistentes en el control de enfermedades transmitidas por vectores y la necesidad de estrategias sostenidas de prevención y respuesta ante arbovirus emergentes.
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