Autor: Alberto Rodríguez, experto en ciberseguridad y tecnología, presidente de Millennial Networks.
Hablar de inteligencia artificial (IA) en la salud ya no es futurismo. Es una realidad que está cambiando la forma en que los pacientes reciben atención y cómo las instituciones operan en Puerto Rico.
El reto es evidente: escasez de personal, procesos administrativos pesados y costos en aumento. La IA no lo resuelve todo, pero sí libera recursos y tiempo, lo que permite redirigir la energía hacia el cuidado directo del paciente.
Estamos hablando por ejemplo de automatización de procesos administrativos.
La IA está acelerando tareas como la verificación de elegibilidad, la validación de facturas y la programación de citas. Estas funciones, que antes tomaban horas, hoy se completan en minutos con mayor precisión. No se trata de eliminar puestos, sino de liberar al personal para tareas de mayor valor estratégico.
En cuanto a la telemedicina, la pandemia abrió la puerta a esta modalidad, pero la IA la está perfeccionando. Con algoritmos de voz y visión computarizada, los médicos pueden identificar síntomas o guiar exámenes físicos a distancia. Esto acerca servicios especializados a comunidades remotas, sin perder calidad de atención.
Igualmente, en salud pública podemos hablar de la capacidad de analizar grandes volúmenes de datos clínicos lo que permite a la IA detectar patrones, anticipar brotes y diseñar programas de prevención más efectivos. En un sistema de salud con recursos limitados, anticipar siempre será más eficiente que reaccionar.
Del mismo modo, la IA permite crear planes de tratamiento ajustados al historial clínico y estilo de vida de cada paciente. Lo que refuerza el hecho de “tratar enfermedades” antes que “prevenirlas”, con intervenciones específicas para cada individuo.
La tecnología está lista. El verdadero reto es la implementación. Los líderes de hospitales, centros de salud y aseguradoras deben priorizar proyectos con impacto medible en la operación y en el paciente. No se trata de adoptar IA por moda, sino de integrarla estratégicamente. Claramente la inteligencia artificial no sustituye al médico ni al personal clínico, pero sí amplifica su capacidad, reduce cargas administrativas y mejora la precisión en la atención. En estos momentos la IA representa una oportunidad real de construir un sistema de salud más accesible, eficiente y centrado en el paciente.