«Cuando la gente escucha ‘esquizofrenia’, piensa en alguien violento o incapaz de vivir en sociedad. Eso es falso”: Psiquiatra

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Dra. Lelis Nazario, principal investigadora de esta condición en Puerto Rico.

La esquizofrenia es una enfermedad crónica de salud mental que afecta aproximadamente al 1 % de la población mundial. Aunque esta cifra puede parecer baja, su impacto a nivel individual, familiar y social es inmenso. Para conocer en profundidad cómo se enfrenta esta condición en Puerto Rico, conversamos con la Dra. Lelis Nazario, directora del programa de psiquiatría infantil y adolescente del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, quien con una visión integra de ciencia más empatía clínica con los pacientes recalca una firme crítica al sistema de salud que los atiende día a día.

¿Qué es la esquizofrenia y cómo se manifiesta?

La Dra. Nazario describe la esquizofrenia como una condición “de base neurobiológica”, es decir, una alteración del funcionamiento del cerebro que afecta cómo las personas perciben la realidad. Los síntomas se dividen en tres grupos:

  1. Síntomas positivos: alucinaciones (escuchar voces, ver cosas que no existen), delirios (ideas falsas como creer que alguien los persigue) y pensamiento desorganizado.
  2. Síntomas negativos: pérdida de interés, aplanamiento emocional, aislamiento social y falta de motivación.
  3. Síntomas cognitivos: dificultades para concentrarse, planificar o tomar decisiones.

El diagnóstico sigue siendo clínico —basado en la observación y entrevista con el paciente— aunque pueden utilizarse herramientas como cuestionarios para apoyar la evaluación. “El gran reto”, explica la doctora, “es que muchos pacientes no reconocen que lo que experimentan son síntomas de una enfermedad. A eso lo llamamos anosognosia”.

El inicio de la esquizofrenia suele presentarse entre los 18 y 25 años. En hombres, aparece ligeramente más temprano. Aunque hay casos de aparición infantil, son muy raros y, lamentablemente, cuanto antes aparecen los síntomas, más difícil suele ser el pronóstico.

Factores de riesgo y causas: una combinación compleja

La esquizofrenia no tiene una causa única. “Es multifactorial”, aclara la Dra. Nazario. Existen factores genéticos (antecedentes familiares), biológicos (alteraciones en el desarrollo cerebral durante el embarazo), y ambientales. Uno de los factores de riesgo más preocupantes en jóvenes es el uso del cannabis. “Se ha demostrado que mientras más potente y frecuente es el uso, más aumenta el riesgo de psicosis”, advierte.

Esto es especialmente relevante en un contexto en el que el consumo de marihuana se ha normalizado socialmente. Desde su experiencia clínica, la Dra. Nazario ha observado un incremento de casos de psicosis secundaria al cannabis, lo que refuerza la necesidad de campañas de educación preventiva dirigidas a jóvenes y familias.

Tratamiento basado en evidencia: el modelo de cuidado coordinado

El tratamiento ideal para la esquizofrenia no se limita a la medicación. “Lo más efectivo es el modelo de cuidado coordinado”, afirma. Este enfoque interdisciplinario combina psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, especialistas en empleo y educación, y terapeutas familiares.

  • Medicamentos antipsicóticos: fundamentales para controlar los síntomas positivos. Existen versiones orales e inyectables de larga duración, que mejoran la adherencia al tratamiento.
  • Psicoterapia cognitivo-conductual: ayuda a manejar emociones, pensamientos desorganizados y habilidades sociales.
  • Intervención familiar: se enfoca en educar a los cuidadores para identificar crisis, prevenir recaídas y construir una red de apoyo.
  • Apoyo psicosocial: trabajadores sociales identifican necesidades básicas (vivienda, alimentación, seguro médico) y los especialistas en empleo/estudios ayudan a reintegrar al paciente a la vida activa.

“La funcionalidad es clave. Queremos que los pacientes vuelvan a estudiar, a trabajar, a tener una vida lo más normal posible”, sostiene la Dra. Nazario.

Estigma, barreras y lo que el sistema debe cambiar

Uno de los mayores obstáculos sigue siendo el estigma social. “Cuando la gente escucha ‘esquizofrenia’, piensa en alguien violento o incapaz de vivir en sociedad. Eso es falso”, recalca la doctora. La mayoría de los pacientes no son agresivos. Con tratamiento, muchos tienen vidas activas y plenas. “Tenemos pacientes que son enfermeros, abogados, maestros… el diagnóstico no les impide desarrollarse”, añade.

Lamentablemente, el estigma no solo afecta la percepción social, también limita las oportunidades. Al buscar empleo, muchos pacientes se enfrentan al rechazo. “Por eso parte de nuestro trabajo es educar a empleadores y a la comunidad sobre lo que realmente implica vivir con esquizofrenia”, comenta.

Otro reto es el acceso a servicios. Muchos familiares no saben por dónde empezar. “Navegar el sistema de salud mental en Puerto Rico es complicado, especialmente para personas con bajos recursos o sin seguro médico activo”. Por eso, programas como “Por Ti” en el Recinto de Ciencias Médicas son fundamentales. Este programa ofrece evaluación temprana, tratamiento coordinado y apoyo integral para jóvenes con su primer episodio psicótico.

¿Qué podemos hacer como sociedad?

La Dra. Nazario es clara: se necesita un enfoque multisistémico. Esto incluye:

  • Educación pública sobre síntomas y prevención.
  • Financiamiento a la investigación científica para nuevos tratamientos.
  • Inversión en programas comunitarios de intervención temprana.
  • Reformas para facilitar el acceso a seguros médicos y servicios psiquiátricos.
  • Apoyo psicológico para los cuidadores y familiares.

“No se trata solo de tratar al paciente, sino de construir redes de apoyo sostenibles. Muchas veces, cuando la familia rechaza o no entiende al paciente, la persona termina en la calle. Esto no es solo un tema médico, es un problema social”, concluye.

Una condición tratable con el enfoque adecuado

La esquizofrenia, si bien es una condición crónica, puede manejarse exitosamente con diagnóstico temprano, tratamiento adecuado y apoyo constante. Gracias a profesionales como la Dra. Lelis Nazario y al desarrollo de programas innovadores, Puerto Rico está dando pasos importantes para transformar la atención en salud mental. Pero queda camino por recorrer, y la clave está en romper el estigma, garantizar el acceso y reconocer que, con el tratamiento correcto, las personas con esquizofrenia pueden tener una vida plena, productiva y digna.

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