Autora: Yesenia Delgado Castillo
Mi historia comienza en Castañer de Lares, Puerto Rico, como la hija menor de tres hermanos. Desde pequeña veía a mi padre levantarse antes del amanecer para trabajar en la agricultura. Con las botas llenas de tierra y el sudor bajándole por la frente, llevaba no solo herramientas para recoger café o labrar la tierra, sino también el noble propósito de que en casa no nos faltara lo esencial. Mi madre era el pilar del hogar.
Tuve la fortuna de crecer rodeada del verde de las montañas y de una brisa que refrescaba todo el año. Me encantaba comer de lo que se cultivaba y jugar en la finca y, aunque suene paradójico siendo hija de un agricultor, ¡no tomo café!
Mis padres no nos dieron lujos, pero nos regalaron lo más valioso: su apoyo incondicional. No contaron con las mismas oportunidades que sus hijos, pero nos impulsaron a estudiar, a pesar de que eso significara apretarse aún más el cinturón. De hecho, creyeron en mí incluso cuando yo aún no tenía claro hacia dónde iba ni lo que quería hacer a nivel profesional.
Soy producto de la escuela pública y la primera en mi familia en graduarse de la universidad y obtener un doctorado. Elegí estudiar Psicología Social Comunitaria en la Universidad de Puerto Rico porque entendí que el poder de la gente es clave en las gestas sociales y colectivas. Aprendí que es necesario cuestionar y problematizar los sistemas que no nos protegen y que, muchas veces, nos invisibilizan. Esa mirada ha marcado mi forma de ver el mundo y ha fortalecido mi compromiso con las comunidades, precisamente, porque sé de primera mano lo que significa crecer en un lugar geográficamente aislado, con acceso limitado a recursos y al que el sistema le dio la espalda más de una vez.
Cuento con más de 20 años de experiencia trabajando con comunidades, organizaciones, fundaciones, entidades de gobierno y el sector privado. A lo largo de mi trayectoria he ocupado roles de liderazgo, además de servir como voluntaria y mentora en diversas organizaciones sin fines de lucro. Durante una década coordiné el Comité de Prevención de Violencia de la Asociación de Psicología de Puerto Rico.
Actualmente soy profesora universitaria y consultora en salud mental comunitaria y liderazgo. Durante el 2025 he presidido la Asociación de Psicología de Puerto Rico, una responsabilidad que me ha permitido aportar al país, fortalecer la visibilidad de la disciplina y de la salud mental, y resaltar su relevancia en el contexto actual.
He trabajado con múltiples poblaciones, incluyendo mujeres sobrevivientes de violencia de género, jóvenes, niñez, adultos mayores y personas privadas de la libertad. También he ofrecido conferencias y talleres a nivel nacional e internacional en países como Perú, España, El Salvador, República Dominicana y Estados Unidos en temas de liderazgo, trabajo comunitario, dinámicas grupales, prevención y acción colectiva.
Además, cuento con certificaciones en artes expresivas, eneagrama, dinámicas grupales, aprendizaje en servicio, educación popular y liderazgo, lo que complementa y enriquece mi práctica profesional.
Más allá de los roles, el doctorado y las certificaciones, tengo la convicción de que, cuando se trata de poblaciones vulnerabilizadas, es clave facilitar procesos que transformen las condiciones y las estructuras sociales que oprimen, discriminan, estigmatizan y excluyen. No es solo dar a conocer y señalar, sino crear espacios para que las personas puedan cuestionar, decidir y participar de manera activa en la construcción de alternativas que realmente respondan y transformen sus realidades.
Me mueve reflexionar críticamente y problematizar todo aquello que socialmente se ha normalizado o “se da por sentado”, en especial, cuando las intervenciones, prácticas o ideas perpetúan desigualdades. Además, disfruto hacer las cosas de “otra manera” y romper con los moldes que, por costumbre o “porque históricamente ha sido así”, seguimos replicando. Esta mentalidad de colaborar, innovar, crear y promover otras miradas y perspectivas me ha permitido conectar genuinamente con diversas poblaciones y demostrar que sí es posible hacer las cosas de forma distinta, confiar en las nuevas generaciones y construir desde una visión colectiva.
¡Juntos llegamos más lejos!
