El caso del Asesino de Golden State y cómo la genealogía forense resolvió un misterio de 40 años

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Izquierda: Retrato compuesto del FBI del “Golden State Killer”. Derecha: Fotografía policial de la Oficina del Sheriff de Sacramento del “Asesino de Golden State”, identificado gracias a pruebas de ADN como Joseph DeAngelo.

La genealogía forense se ha consolidado como una herramienta clave en la resolución de crímenes sin resolver. Sin embargo, su uso plantea debates éticos y legales relacionados con la privacidad genética, la seguridad pública y la proporcionalidad en la investigación. Uno de los casos más emblemáticos donde esta técnica fue determinante es el del Asesino del Estado Dorado, resuelto después de más de cuatro décadas.

¿Qué es la genealogía forense?

Cuando las huellas genéticas de un crimen no encuentran coincidencias en bases de datos oficiales como CODIS (Sistema de Índice Combinado de ADN), los investigadores recurren a bases abiertas de genealogía. Allí buscan similitudes con perfiles de familiares lejanos y a partir de árboles genealógicos, reducen el círculo de posibles sospechosos.

Este enfoque amplía la capacidad de investigación, pero también implica riesgos, los datos compartidos voluntariamente por usuarios para encontrar parientes pueden terminar siendo utilizados en procesos judiciales, generando dilemas sobre consentimiento, privacidad y discriminación genética.

El caso del Asesino del Golden State

Entre 1974 y 1986, California vivió una ola de terror, más de 50 violaciones y al menos 12 asesinatos cometidos por un mismo hombre. Durante años, el caso permaneció sin resolver.

La investigación dio un giro en 2018, cuando detectives compararon ADN de la escena del crimen con la base abierta GEDMatch. A partir de un perfil coincidente con un primo lejano, se reconstruyó un árbol genealógico que condujo a Joseph James DeAngelo, un ex policía que había logrado evadir a la justicia durante más de 40 años.

Su captura fue posible gracias a muestras de ADN descartadas, como el tejido de una puerta de automóvil, que confirmaron la coincidencia directa con los crímenes.

El caso del Estado Dorado es un ejemplo de cómo la genealogía forense puede romper el ciclo de impunidad y reincidencia criminal. Sin embargo, también abrió un debate sobre hasta qué punto se debe sacrificar la privacidad individual en nombre de la seguridad colectiva.

El principio de proporcionalidad se convierte en una guía ética, equilibrar el derecho a la privacidad genética con la obligación de proteger a la sociedad frente a delincuentes peligrosos y reincidentes.

La genealogía forense representa un avance revolucionario en la ciencia forense, capaz de resolver casos históricos y prevenir nuevas víctimas. No obstante, exige un marco ético y regulatorio sólido que permita garantizar tanto la seguridad pública como el respeto a los derechos individuales.

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