La esquizofrenia y las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, siguen representando un reto de grandes proporciones tanto para los pacientes como para sus cuidadores, según expertos reunidos durante la convención anual del Hospital San Juan Capestrano.
«Uno de los principales desafíos es el manejo integral de los síntomas positivos, negativos y cognitivos», explicó la Dra. Ana Ibáñez, especialista en neurociencia, neuropsiquiatría y directora médico de Bristol Myers. «Pero también nos enfrentamos al desgaste físico y emocional de los cuidadores. No podemos olvidarnos de ellos: su salud es clave para el bienestar del paciente».
La pérdida progresiva de independencia en personas que viven con esquizofrenia o demencia no solo transforma sus rutinas diarias, sino que también impacta profundamente el entorno familiar. «Estas enfermedades afectan no solo al paciente, sino a todo su círculo cercano. El estrés diario puede volverse abrumador«, añadió.
En este sentido, Ibáñez destacó los paralelos entre la esquizofrenia y otras condiciones como las demencias: «Ambas comparten la pérdida de habilidades básicas y la necesidad de apoyo constante. Entender esta conexión es crucial para diseñar mejores estrategias de cuidado», dijo.
Ante este panorama, la investigación científica se perfila como una necesidad urgente. Actualmente, se desarrollan en Puerto Rico estudios clínicos enfocados en esquizofrenia y Alzheimer, los cuales buscan ofrecer alternativas más efectivas y seguras. «Estamos comprometidos en traer estudios de calidad a la isla. Nuestro objetivo es encontrar terapias que no solo controlen síntomas, sino que mejoren la calidad de vida», subrayó.
La situación es crítica: cerca del 75% de los pacientes diagnosticados con esquizofrenia no logra alcanzar un control completo de sus síntomas con los tratamientos disponibles. «Esto nos dice que aún tenemos mucho camino por recorrer. Hay una gran área de oportunidad para innovar«, sostuvo Ibáñez.
Uno de los enfoques más prometedores actualmente involucra terapias dirigidas al sistema muscarínico del cerebro. «Después de casi una década sin avances disruptivos en psiquiatría, estamos viendo mecanismos de acción novedosos que nos devuelven la esperanza«, afirmó.
Más allá del avance farmacológico, Ibáñez recordó que también hay medidas preventivas que cada persona puede adoptar. «Cuidar nuestra salud cardiovascular, mantener una dieta equilibrada y atender nuestra salud mental desde etapas tempranas puede hacer una gran diferencia», recomendó. «No podemos detener el envejecimiento, pero sí podemos hacerlo de manera más saludable«.
Mientras la ciencia avanza, los expertos insisten en un mensaje claro: cuidar a quienes cuidan también es esencial. «No podemos atender adecuadamente al paciente si olvidamos el bienestar emocional y físico del cuidador«, concluyó la Dra. Ibáñez.