Joven de 19 años supera una grave isquemia medular tras oclusión de endoprótesis aórtica

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La resonancia magnética suele revelar inflamación focal y cambios característicos en la médula. Imagen de caso.

Un inusual y complejo caso médico fue atendido recientemente en el Centro Médico Episcopal San Lucas, donde un joven de 19 años logró recuperarse de una isquemia medular aguda tras la oclusión de un injerto aórtico previamente colocado por un pseudoaneurisma traumático.

El paciente fue trasladado de emergencia con parálisis súbita en ambas piernas, pérdida de sensibilidad, náuseas y vómitos. A su ingreso, los médicos no detectaron pulsos en las extremidades inferiores y la movilidad estaba severamente limitada. Los estudios clínicos confirmaron el diagnóstico de oclusión del TEVAR (reparación endovascular de aorta torácica), isquemia aguda bilateral de las extremidades, lesión medular y compromiso renal.

Ante la gravedad del cuadro, el equipo de cirugía vascular decidió intervenir de inmediato. El procedimiento incluyó una exploración femoral bilateral, extensión del injerto de stent y fasciotomía en cuatro compartimentos para aliviar la presión en los músculos afectados.

La evolución fue sorprendente. En menos de 48 horas, el paciente comenzó a recuperar la fuerza y la sensibilidad en las piernas, mientras que la función renal volvió a la normalidad. Ocho días después fue dado de alta a un centro de rehabilitación y, tras un mes de seguimiento, se confirmó su recuperación completa.

La isquemia medular: un desafío poco frecuente pero devastador

La isquemia medular (IM) es una complicación grave, aunque poco frecuente, en los procedimientos de reparación aórtica. Se produce cuando la médula espinal pierde repentinamente su irrigación sanguínea, afectando la movilidad, la sensibilidad y funciones autonómicas como el control urinario.

No existen criterios clínicos únicos para su diagnóstico, pero los síntomas más comunes incluyen debilidad, dolor, entumecimiento, alteraciones en los reflejos y disfunción autonómica. La resonancia magnética suele revelar inflamación focal y cambios característicos en la médula.

La fisiopatología está relacionada con la trombosis y la pérdida de circulación colateral, siendo especialmente vulnerables las zonas irrigadas por la arteria de Adamkiewicz (T8-L2).

Los especialistas destacan que la clave está en la prevención y detección temprana. Entre las estrategias recomendadas figuran la reconstrucción aórtica por etapas, técnicas de hipotermia controlada, neuroprotección farmacológica y medidas para aumentar la perfusión de la médula espinal, como mantener la presión arterial elevada y drenar líquido cefalorraquídeo.

En caso de presentarse la isquemia, el tratamiento debe ser inmediato, con restablecimiento de la circulación y medidas agresivas de protección medular. 

El caso, que concluyó con un desenlace positivo, refuerza la necesidad de vigilancia rigurosa y protocolos preventivos para salvar vidas y preservar la calidad de vida de pacientes jóvenes y adultos sometidos a procedimientos vasculares complejos. 

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