La enfermedad arterial periférica (EAP), un trastorno comúnmente subestimado, afecta a millones de personas en el mundo. Esta condición, que implica el estrechamiento de las arterias que suministran sangre a las piernas, no siempre presenta síntomas inmediatos, pero puede llevar a consecuencias graves si no se detecta a tiempo. Según el Dr. Jorge Luis Martínez Trabal, cirujano vascular y endovascular, la EAP «es una de las principales causas de amputaciones no traumáticas en el mundo, y una de las más prevalentes en personas con antecedentes de diabetes, hipertensión o colesterol alto».
El dolor en las piernas al caminar, conocido como claudicación intermitente, es uno de los primeros síntomas que podría indicar la presencia de esta enfermedad. El Dr. Martínez subraya que «si experimentas dolor al caminar o sientes que te cansas más rápido de lo habitual, no debes ignorarlo, ya que puede ser un signo de que el flujo sanguíneo está siendo restringido y las arterias están bloqueadas». Este síntoma es el principal indicio de la enfermedad, y aunque puede parecer inofensivo en las etapas iniciales, la falta de atención médica puede dar paso a complicaciones mucho más graves.
El diagnóstico temprano de la EAP es crucial para prevenir consecuencias como la gangrena o, en el peor de los casos, la amputación. El Dr. Martínez recomienda realizarse el índice tobillo-brazo (ITB), una prueba sencilla que compara la presión sanguínea en el tobillo con la del brazo. «Este procedimiento es fundamental para detectar de forma temprana la EAP, sobre todo en personas mayores de 50 años que presentan factores de riesgo como la diabetes o el hábito de fumar», afirma el Dr. Martínez.
La diabetes es uno de los mayores factores de riesgo para desarrollar la EAP, ya que puede dañar los vasos sanguíneos con el tiempo. El Dr. Martínez explica que «los pacientes diabéticos tienen una mayor propensión a desarrollar aterosclerosis, que es el endurecimiento de las arterias debido a la acumulación de placa, lo que afecta gravemente el flujo sanguíneo a las extremidades». La hipertensión y el colesterol alto son otros factores importantes que contribuyen al desarrollo de esta enfermedad. «Cuando la presión arterial está elevada, las paredes de las arterias se ven más comprometidas, lo que favorece la formación de placa», agrega el especialista.
El Dr. Martínez enfatiza que «la clave para evitar que la enfermedad progrese es la detección temprana y la adopción de un enfoque proactivo, modificando los factores de riesgo y, si es necesario, tomando medidas médicas adicionales». La EAP, aunque silenciosa en sus primeras etapas, es una condición grave que requiere atención médica para prevenir consecuencias devastadoras.