Las enfermedades vasculares afectan a un porcentaje significativo de la población mundial y pueden tener consecuencias graves si no se tratan a tiempo. Dentro de este grupo de patologías, la enfermedad arterial periférica (EAP) representa un problema crítico debido a la obstrucción de las arterias, lo que puede llevar a la pérdida de extremidades si no se maneja adecuadamente. Para entender mejor este problema, el Dr. Carlos Durán, especialista en cirugía cardiovascular, nos ofrece información clave sobre el manejo clínico e intervencional de la EAP.
Las enfermedades vasculares y su impacto en la salud
Según el Dr. Durán, el 40% de la población mundial sufre de trastornos de circulación, lo que subraya la importancia de conocer estas enfermedades. La patología vascular se divide en enfermedades venosas y arteriales. En el caso de las enfermedades venosas, las várices son una de las condiciones más comunes y pueden evolucionar hacia complicaciones como trombosis o úlceras. Sin embargo, la EAP es una condición mucho más grave, en la que las arterias se estrechan por calcificaciones u obstrucciones, limitando el flujo sanguíneo.
«Cada 20 minutos a nivel mundial se pierden muchas piernas que se pueden prevenir», advierte el Dr. Durán. La diabetes y el tabaquismo son dos de los principales factores de riesgo. «Si usted es diabético y no ha ido a un señal cardiovascular, es importante saber cuál es su estatus vascular, ya que uno de los principales objetivos de la diabetes es atacar las arterias». El tabaquismo también juega un papel crucial en la progresión de la enfermedad, aumentando el riesgo de obstrucción arterial.
Síntomas y diagnóstico de la enfermedad arterial periférica
Uno de los primeros signos de la EAP es la claudicación intermitente, que se manifiesta como dolor en las piernas al caminar. «Si usted camina más de 100 metros y el día siguiente ve que está bajando su ritmo, es decir, ahora solo camina 40 o 50 metros antes de sentir dolor, es una señal de alarma», explica el Dr. Durán. Otros síntomas incluyen cambio de coloración en las piernas, frialdad en la piel y la aparición de úlceras que no cicatrizan.
Los pacientes con diabetes deben examinar sus pies diariamente en busca de úlceras, heridas o cambios de color. «Si usted camina y su pierna se cansa, siente dolor en la pantorrilla o presenta úlceras que no cicatrizan, es crucial consultar con un especialista», enfatiza el Dr. Durán.
¿Por qué se puede llegar a una amputación debido a una enfermedad vascular?
Para entender la gravedad de la EAP, el Dr. Durán hace una analogía con las tuberías del cuerpo: «Hay dos tuberías, una de aguas blancas (arterias) y otra de aguas negras (venas). Las arterias llevan la sangre oxigenada a las piernas, pero cuando se obstruyen, el flujo sanguíneo se reduce». Con el tiempo, esto provoca dolor en reposo, ulceración y, en casos graves, la necrosis del tejido, lo que puede hacer necesaria una amputación.
Para prevenir esta complicación, los especialistas utilizan diversas estrategias para restablecer el flujo sanguíneo a las extremidades.
Opciones de tratamiento: Desde lo conservador hasta la cirugía mínimamente invasiva
El abordaje terapéutico de la EAP depende de la gravedad de la obstrucción y del estado general del paciente. «En la consulta inicial realizamos un ecodoppler para evaluar el estatus vascular y determinar la localización y gravedad de la obstrucción», indica el Dr. Durán. Según el tamaño de la obstrucción, se puede optar por un tratamiento mínimamente invasivo o una cirugía convencional.
El tratamiento conservador incluye medicamentos como aspirina, atorvastatina y cilostazol, que ayudan a mejorar la circulación. «Uno de los grandes avances en medicina ha sido el tratamiento farmacológico de la enfermedad arterial, que puede aumentar el flujo sanguíneo y evitar complicaciones mayores», afirma el Dr. Durán. Además, existen terapias de rehabilitación vascular, como la electroestimulación para promover la formación de nuevos vasos sanguíneos.
Tratamientos intervencionistas y cirugía híbrida
Cuando la enfermedad está avanzada y el tratamiento farmacológico no es suficiente, se recurre a procedimientos médicos más sofisticados. «Nosotros principalmente destapamos arterias con técnicas modernas de cateterismo, pero también realizamos cirugía híbrida», explica el Dr. Durán.
La cirugía híbrida combina técnicas de cateterismo con procedimientos convencionales, como bypasses con prótesis o con vena. «Nosotros no defendemos una sola técnica, utilizamos todas las herramientas disponibles, desde balones ultrasonicos hasta aspiración, para garantizar el mejor flujo sanguíneo posible», destaca el especialista.
Importancia de la detección temprana y el seguimiento médico
Dado el alto riesgo de complicaciones graves, es fundamental que los pacientes en riesgo se realicen chequeos vasculares regulares. La detección temprana permite iniciar tratamientos menos invasivos y evitar la progresión de la enfermedad hacia estadios más severos.
«Si usted tiene factores de riesgo como diabetes, tabaquismo o antecedentes de enfermedades vasculares, no espere a tener síntomas avanzados. Consultar a tiempo puede marcar la diferencia entre un tratamiento conservador y una cirugía», concluye el Dr. Durán.
En resumen, la enfermedad arterial periférica es una condición seria que puede llevar a la amputación si no se trata oportunamente. Gracias a los avances en diagnóstico, farmacología y cirugía, es posible ofrecer opciones de tratamiento adaptadas a cada paciente, mejorando así su calidad de vida y reduciendo el riesgo de complicaciones.