La lactancia materna en las civilizaciones antiguas desde Egipto con su «sangre blanca» hasta Roma y el mercado de nodrizas

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Diosa Isis amamantando a su hijo, Horus en bajorrelieve de la Isla de File. Crédito: Francesco Gasperetti.

La lactancia materna ha sido una práctica vital para la supervivencia humana, pero también un fenómeno profundamente influenciado por la cultura, la religión y la medicina a lo largo del tiempo. En este artículo, exploramos cómo las grandes civilizaciones del mundo antiguo —Egipto, Grecia y Roma— comprendieron y practicaron la lactancia, con especial énfasis en los saberes médicos de la época. A través del análisis de textos antiguos, hallazgos arqueológicos y tratados médicos, se revela cómo la leche materna fue percibida no solo como alimento, sino como un fluido con implicaciones biológicas, morales y sociale

Egipto antiguo: entre medicina y simbolismo divino

En el Antiguo Egipto (aproximadamente 3000–332 a.C.), la lactancia materna no solo era una práctica cotidiana, sino también una cuestión profundamente simbólica. La diosa Isis es representada amamantando a su hijo Horus, una imagen que siglos más tarde influenciaría a la iconografía cristiana de la Virgen María lactante.

Medicina egipcia y leche materna

Los papiros médicos egipcios, como el Papiro Ebers (c. 1550 a.C.), incluyen recetas y observaciones sobre el cuerpo femenino. Aunque la fisiología de la lactancia no era plenamente comprendida, se reconocía su valor: la leche era considerada «sangre blanca» transformada, creencia que persistió por siglos en la medicina clásica. Se atribuían propiedades curativas a la leche humana, usándola tópicamente para tratar infecciones oculares y úlceras, según estudios como el de Nunn (1996) sobre medicina egipcia antigua.

Las nodrizas en Egipto

Las mujeres de clases altas a menudo contrataban nodrizas. Estos cuidados eran supervisados cuidadosamente: se prefería a mujeres jóvenes, con hijos vivos y buena salud, ya que se creía que su leche transmitía cualidades morales y físicas al lactante. Según estudios del egiptólogo Lise Manniche, incluso existían recomendaciones sobre la dieta y el temperamento ideal de la nodriza.

Grecia clásica: la leche como producto del equilibrio corporal

Los médicos griegos, especialmente Hipócrates (c. 460–370 a.C.), introdujeron una explicación sistemática del cuerpo humano basada en la teoría de los cuatro humores (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema). En este marco, la leche era considerada una transformación directa de la sangre, depurada y “cocinada” por el calor interno del cuerpo femenino.

Calostro y leche: percepción médica

El calostro, esa primera secreción espesa que produce la madre, era visto con desconfianza. Hipócrates y otros autores griegos aconsejaban esperar varios días antes de permitir que el recién nacido se alimentara directamente del pecho materno, promoviendo el uso de nodrizas o fórmulas rudimentarias en ese lapso. Esta práctica era común y refleja una limitación médica: no se comprendían aún las propiedades inmunológicas y nutricionales del calostro, que hoy se sabe es fundamental para proteger al bebé en sus primeros días de vida.

La nodriza en Grecia

El uso de nodrizas era generalizado en familias aristocráticas. Platón y Aristóteles mencionan la importancia de la nodriza no solo en la alimentación sino también en la educación y el carácter del niño. Según la historiadora Mary Harlow (2001), el estado emocional y físico de la nodriza se consideraba transmisible al niño a través de la leche. Esta visión se alinea con los principios médicos de la época: el cuerpo y el alma estaban íntimamente conectados.

Roma: regulación, moral y salud pública

La medicina romana heredó muchos conceptos griegos, pero también impuso nuevas prácticas, especialmente en lo legal y lo social. Sorano de Éfeso, médico grecorromano del siglo II d.C., escribió uno de los tratados pediátricos más influyentes del mundo antiguo: Gynaecology. En él, detalla no solo la fisiología del embarazo y la lactancia, sino también estrictos criterios para seleccionar a una nodriza.

Criterios médicos para nodrizas

Según Sorano, la nodriza debía tener buen color de piel, carácter equilibrado, dientes sanos y una dieta adecuada. También debían evitarse mujeres embarazadas o en duelo, pues se creía que emociones fuertes o desequilibradas podían “contaminar” la leche. Él también recomendaba que la madre amamantara si tenía buena salud, lo que representa un giro hacia la valoración del vínculo madre-hijo, al menos en algunos círculos médicos romanos.

Regulación legal y social

En Roma existía un verdadero “mercado” de nodrizas, muchas de ellas esclavas o libertas. Se firmaban contratos que especificaban la duración de la lactancia (usualmente 18 a 24 meses), la alimentación del niño y posibles castigos si no se seguía el acuerdo. Estudios como los de Fildes (1988) muestran que este sistema respondía tanto a necesidades médicas como a la estructura jerárquica de la sociedad romana.

Un legado persistente

Aunque la medicina antigua no contaba con herramientas modernas para analizar la leche materna, sus observaciones no carecían de lógica dentro de sus propios paradigmas. La leche fue considerada sangre purificada, y la lactancia fue una práctica cargada de valores médicos, éticos y sociales. Hoy, con el respaldo de la ciencia moderna, sabemos que la leche materna contiene anticuerpos, factores de crecimiento, hormonas y una microbiota esencial para la salud del recién nacido. Sin embargo, muchas de las preguntas éticas que abordaban los antiguos —como quién debe alimentar al bebé, en qué condiciones, y qué implicaciones tiene esto para su desarrollo— siguen siendo relevantes.

Conocer este pasado no es solo una curiosidad histórica: permite comprender mejor las raíces culturales de nuestras prácticas de salud, y cómo los discursos médicos pueden modelar decisiones íntimas y colectivas por generaciones.

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