Los médicos estadounidenses aún están evaluando el impacto del paquete presupuestario y de políticas aprobado por los republicanos del Congreso y convertido recientemente en ley por el presidente Donald Trump.
Entre los cambios más significativos, se incluyen los mayores recortes a Medicaid en la historia del país, por un monto de aproximadamente un billón de dólares en 10 años, y la introducción de requisitos laborales para los beneficiarios, que podrían excluir a millones de personas del programa.
Según la Oficina de Presupuesto del Congreso, casi 12 millones de estadounidenses podrían perder su cobertura médica en la próxima década, mientras que millones más se verían afectados por la eliminación de subsidios creados bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible.
Un aumento temporal en Medicare, pero presión sobre el sistema
En el corto plazo, los médicos recibirán un aumento del 2,5% en la tasa de pago de Medicare hasta 2026, un alivio financiero temporal. Sin embargo, el presidente de la Asociación Médica Estadounidense (AMA), Dr. Bobby Mukkamala, advirtió sobre el efecto a largo plazo de los cambios.
“Cuando se trata de la atención médica en este país y la capacitación para la atención médica en este país, no veo nada de qué estar feliz”, afirmó Mukkamala en entrevista con Medscape Medical News. Aseguró que los médicos, hospitales y grupos médicos tendrán que asumir una carga creciente de atención no remunerada debido al aumento de personas sin seguro.
El impacto será desigual entre las especialidades médicas. Según la Encuesta de Referencia de Práctica Médica de la AMA, los pacientes de Medicaid representaban en 2016 el 17% de la carga de trabajo promedio de un médico. No obstante, los pediatras son los más expuestos, con una proporción del 35%, seguidos por psiquiatras (26%) y médicos de urgencias (22%). Los internistas, en cambio, tenían la proporción más baja, con menos del 12%.
Préstamos estudiantiles limitados: otro obstáculo
La nueva ley también limita los préstamos federales para estudiantes de medicina y odontología a $50,000 por año, con un tope total de $200,000, lo que podría afectar el acceso a la educación médica. La deuda promedio de los estudiantes de medicina ya supera los $234,000, y algunas universidades privadas cobran más de $87,000 al año por matrícula y manutención.
La Asociación de Facultades Médicas de Estados Unidos (AAMC) expresó su preocupación: estos cambios “empeorarán la persistente escasez de médicos en el país” y afectarán a muchos futuros profesionales de la salud.
Reacciones de la comunidad médica
La nueva legislación ha sido recibida con un rechazo generalizado por parte de las principales asociaciones médicas. Anders Gilberg, vicepresidente senior de asuntos gubernamentales de la Asociación de Gestión de Grupos Médicos, declaró que el paquete “pinta un futuro sombrío para las prácticas médicas de Estados Unidos al despojar a millones de estadounidenses de la cobertura de atención médica”.
Aunque las personas sin seguro seguirán buscando atención, “los grupos médicos y los hospitales tendrán que pagar la enorme factura”, advirtió. “Con estos recortes históricos a Medicaid, los médicos dedicados y las prácticas médicas comprometidas a brindar atención en las áreas más desatendidas del país enfrentarán cargas financieras crecientes”.
La Sociedad Estadounidense de Hematología también se manifestó a través de su presidenta, la Dra. Belinda R. Avalos, quien señaló que “es profundamente decepcionante que el Senado y la Cámara de Representantes hayan votado a favor de los devastadores recortes a Medicaid descritos en este proyecto de ley”, ya que pone en riesgo a pacientes con enfermedades graves como la anemia de células falciformes, muchos de los cuales dependen de Medicaid.
En la misma línea, el Colegio Americano de Reumatología (ACR) expresó que la legislación podría “limitar la capacidad de los proveedores para atender a pacientes vulnerables” e instó a los legisladores a apoyar medidas que amplíen el acceso a la atención médica.
Mientras tanto, los médicos y sus asociaciones advierten que los efectos de esta legislación podrían sentirse durante años y que los más afectados serán, una vez más, los pacientes más vulnerables del sistema.
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