¿Qué ocurre con las mentiras? Una nueva investigación en neurociencia demuestra que las decisiones morales como la deshonestidad tienen efectos observables en el cerebro. El equipo de investigadores del University College de Londres y de la Duke University se propuso averiguar qué ocurre en el cerebro cuando decimos una mentira. Querían saber si el cerebro se vuelve insensible a la deshonestidad con el tiempo, facilitando así el acto de mentir repetidamente.
Para demostrar que la deshonestidad aumenta con el tiempo, los investigadores idearon una tarea en la que los participantes podían mentir para recibir dinero. Presentaron a los participantes 30 imágenes de frascos de vidrio con centavos y les pidieron que estimaran la cantidad de centavos en cada frasco.
Más adelante, los participantes enviaron sus estimaciones a un compañero, quien presentaría una estimación en nombre de ambos. Se les dijo que se les pagaría según la cantidad que su pareja sobreestimara, mientras que a su pareja se le pagaría según la precisión de su estimación.
Al principio, los participantes mintieron solo un poco, inflando sus estimaciones solo unos pocos cientos de centavos. Pero a lo largo del estudio, sus estimaciones se volvieron cada vez más altas, casi el doble de altas al final del estudio. La deshonestidad se convirtió en una bola de nieve: las mentiras comenzaron siendo pequeñas, pero aumentaron de manera constante en magnitud con el tiempo.
Para entender qué sucedía en el cerebro, los investigadores realizaron el mismo experimento mientras observaban la actividad cerebral de los participantes mediante imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI). Al principio, observaron una gran actividad en las regiones del cerebro asociadas con las emociones, en particular la amígdala. Esto sugiere que, al principio, los participantes se sentían muy mal por las mentiras que decían. Sin embargo, con el tiempo, estas áreas del cerebro mostraban cada vez menos actividad.
El cerebro tiene la capacidad de adaptarse a estímulos desagradables, haciendo que sean menos intensos. Desafortunadamente, en este caso, la adaptación hace que sea más fácil hacer algo malo. Cuando mentir ya no despierta sentimientos negativos, podemos aumentar la magnitud de nuestras mentiras, y la pendiente resbaladiza continúa.
Para evitar caer en esta pendiente resbaladiza, es importante estar atentos a las pequeñas mentiras y construir integridad con pequeños actos de honestidad. Este estudio sugiere que los sentimientos negativos sobre decir mentiras proporcionan información importante y pueden ayudarnos a evitar quedar atrapados en un ciclo de deshonestidad.