Un nuevo estudio realizado en Suecia ha revelado que los adultos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) que sufren un infarto de miocardio (IM) enfrentan mayores riesgos de mortalidad y muestran peores hábitos de salud en comparación con quienes no tienen este trastorno.
La investigación, publicada en la Revista Europea de Cardiología Preventiva, pone de relieve la necesidad urgente de integrar la atención cardiológica y psiquiátrica para mejorar los resultados en esta población.
El estudio, liderado por el Dr. Honghui Yao del Instituto Karolinska, incluyó datos de 582 pacientes con diagnóstico de TDAH y 2.704 pacientes emparejados sin TDAH, todos con su primer infarto de miocardio entre 2006 y 2020. Aunque ambos grupos tenían edades similares (promedio de 51 años), sus trayectorias de salud tras el infarto mostraron marcadas diferencias.
Más tabaquismo, más EPOC, menos seguimiento
Los pacientes con TDAH eran significativamente más propensos a fumar (53% más) y a consumir snus (65% más) que sus contrapartes sin el trastorno. Además, tenían un mayor historial de enfermedades como hemorragias previas y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Un hallazgo preocupante fue la baja adherencia a las recomendaciones médicas tras el alta hospitalaria. Los pacientes con TDAH eran menos propensos a asistir a controles de seguimiento y menos propensos a dejar de fumar tras el infarto, factores cruciales en la recuperación y prevención de eventos futuros.
Mayor riesgo de muerte, aunque sin más infartos
A pesar de no presentar un mayor riesgo de recurrencia cardiovascular, los pacientes con TDAH mostraron el doble de riesgo de mortalidad por cualquier causa después del alta hospitalaria. Esto destaca que los factores conductuales y la salud mental pueden ser determinantes incluso más allá de la función cardiaca per se.
Limitaciones y posibles mejoras
Aunque el estudio ofrece información clave, los investigadores reconocen algunas limitaciones. Solo el 0,5 % de los pacientes con IM tenían un diagnóstico registrado de TDAH, lo que apunta a un posible subregistro. Además, la mayoría de los casos analizados correspondía a personas más jóvenes, lo que restringe la extrapolación de resultados a pacientes mayores.
No obstante, para los pacientes con TDAH, sobrevivir a un infarto es solo el comienzo. Sin una atención integral que combine la salud cardiovascular con el abordaje de la salud mental y conductual, el camino hacia la recuperación sigue lleno de riesgos.