En un nuevo hallazgo, investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) identificaron dos medicamentos utilizados para tratar distintos tipos de cáncer que podrían tener un nuevo uso: retrasar o incluso revertir los síntomas del Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa para la que aún no existe cura.
Los resultados del estudio, publicado este lunes en la revista Cell, ofrecen nuevas esperanzas para millones de personas que padecen Alzheimer en el mundo, especialmente ante la limitada disponibilidad de tratamientos eficaces y el creciente número de casos a medida que la población envejece.
De la oncología a la neurología
La investigación se basó en el análisis de más de 1,300 medicamentos aprobados por la FDA, incluyendo fármacos antipsicóticos, antibióticos, antifúngicos y agentes quimioterapéuticos. El objetivo era evaluar cómo estos medicamentos influían en la expresión génica de células cerebrales humanas, un factor clave en el desarrollo del Alzheimer.
De todos los medicamentos evaluados, menos de 90 mostraron capacidad para revertir las alteraciones genéticas típicas del Alzheimer. De ese grupo, cinco destacaron por asociarse a una menor incidencia de la enfermedad en pacientes reales, según el análisis de historiales médicos electrónicos.
Finalmente, dos medicamentos oncológicos fueron seleccionados para ser probados en ratones, letrozol, usado para el cáncer de mama, e irinotecan, utilizado contra el cáncer de colon y pulmón.
«No esperábamos que los medicamentos contra el cáncer aparecieran como los más prometedores», dijo Marina Sirota, coautora del estudio y directora interina del Instituto de Ciencias de la Salud Computacional Bakar de la UCSF.
Resultados esperanzadores en modelos animales
El Alzheimer provoca alteraciones en la producción de proteínas cerebrales esenciales, lo que afecta la función neuronal y provoca síntomas como la pérdida de memoria. El estudio encontró que letrozol afecta la expresión génica en las neuronas, mientras que irinotecán modifica la actividad genética de las células gliales, cuya disfunción se asocia con inflamación cerebral y progresión de la enfermedad.
Estudios anteriores ya sugerían una posible relación entre estos fármacos y la reducción del riesgo de Alzheimer. En 2020, mujeres tratadas con letrozol por cáncer de mama mostraron menor incidencia de Alzheimer en comparación con quienes no recibieron el fármaco. Un hallazgo similar ocurrió en 2021 con pacientes de cáncer colorrectal tratadas con irinotecán.
Al probar la combinación de ambos medicamentos en ratones, los científicos observaron mejoras significativas: se revirtió la degeneración cerebral y se mejoró la memoria en animales con síntomas similares al Alzheimer.
Actualmente, solo dos terapias (Leqembi y Kisunla) han sido aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para ralentizar la progresión del Alzheimer en sus primeras etapas. Sin embargo, los beneficios han sido descritos como limitados, lo que ha llevado a algunas farmacéuticas a abandonar sus programas de desarrollo para esta enfermedad.
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