Prevenir el uso indebido de drogas en la adolescencia: la estrategia más eficaz para combatir la adicción

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Circuito asociado con el sistema de recompensa en las regiones cortical y subcortical del cerebro. Imagen de la investigación.

El consumo de drogas en la adolescencia no solo representa un desafío social y de salud pública, sino también un riesgo crítico para el desarrollo del cerebro en una etapa clave de crecimiento. Por ello, la mejor estrategia contra la drogadicción es, sin lugar a dudas, la prevención, especialmente desde edades tempranas.

Estudios científicos han demostrado que cuanto más temprano comienza una persona a consumir drogas, mayor es la probabilidad de desarrollar adicción y sufrir otras consecuencias negativas. Las drogas alteran el cerebro, interfiriendo en áreas fundamentales como la memoria, la motivación, el juicio, el aprendizaje y el control del comportamiento.

La adolescencia es un período particularmente vulnerable, ya que el cerebro aún está en desarrollo y las decisiones impulsivas son más frecuentes. Los expertos destacan que las partes del cerebro que controlan el juicio y la toma de decisiones no terminan de desarrollarse hasta pasados los 20-25 años, lo que hace que los jóvenes sean más propensos a ceder ante la presión social y a subestimar los riesgos del consumo.

Además, se ha identificado que las transiciones importantes —como cambiar de escuela, mudarse o enfrentar el divorcio de los padres— incrementan el riesgo de consumo. En cada una de estas etapas, los adolescentes se enfrentan a nuevas presiones y entornos donde podrían estar expuestos por primera vez a sustancias como cigarrillos, alcohol o drogas ilegales.

Ante esta realidad, los programas de prevención basados en evidencia científica han cobrado relevancia. Estos programas han sido probados rigurosamente y han demostrado su efectividad en reducir significativamente el consumo temprano de tabaco, alcohol y otras sustancias. 

Entre ellos se destacan las guías desarrolladas por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA), como Principios de la prevención del abuso de sustancias en la niñez temprana y Prevención del consumo de drogas en niños y adolescentes.

Estos programas están diseñados para fortalecer los factores de protección —como el apoyo familiar, la supervisión adulta y la educación en habilidades sociales— y reducir los factores de riesgo. Se clasifican en tres tipos:

  • Universales: dirigidos a todos los niños y adolescentes dentro de un entorno común, como la escuela o una comunidad.
  • Selectivos: enfocados en grupos con mayores probabilidades de consumir drogas debido a su entorno o experiencias específicas.
  • Indicados: destinados a jóvenes que ya han comenzado a consumir y buscan apoyo para evitar el agravamiento del problema.

La investigación más reciente también incluye el estudio del cerebro joven. A través del proyecto ABCD (Adolescent Brain Cognitive Development), patrocinado por el NIDA, los científicos están observando de cerca cómo el consumo de sustancias en la infancia y adolescencia afecta el desarrollo cerebral y el futuro de los jóvenes en áreas como la salud, la conducta, la educación y las relaciones sociales.

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