La presencia de ovillos neurofibrilares en el cerebro es una de las principales características de la enfermedad de Alzheimer. Estos cúmulos irregulares de proteínas están estrechamente relacionados con la progresión de la enfermedad.
Un nuevo estudio, publicado en Nature Medicine, ha identificado un biomarcador que podría permitir a los médicos detectar los primeros signos de acumulación de proteínas antes de que causen daños importantes. Esto podría allanar el camino hacia un diagnóstico más precoz y, por tanto, una mejor respuesta al tratamiento.
Proteínas clave en el Alzheimer
Existen dos estructuras proteínicas principales asociadas a la enfermedad de Alzheimer:
- Placas de beta-amiloide: Se forman cuando las proteínas precursoras del amiloide se agrupan, afectando el funcionamiento neuronal.
- Ovillos neurofibrilares (NFT): Se originan cuando la proteína tau, que normalmente mantiene la estructura neuronal, sufre una fosforilación anormal y se acumula dentro de las células, provocando su muerte.
Aunque se ha prestado gran atención a los depósitos de beta-amiloide, no todas las personas con estos depósitos desarrollan demencia. En cambio, la acumulación de NFT parece estar más estrechamente relacionada con la progresión de la enfermedad.
Un nuevo biomarcador para la detección temprana
Los científicos han identificado ensamblajes solubles de tau, los precursores de los NFT, que parecen ser más tóxicos en las primeras fases de la enfermedad. En particular, detectaron dos formas específicas de tau fosforilada, p-tau-262 y p-tau-356, que pueden predecir la futura formación de NFT.
Según el Dr. Thomas Karikari, autor principal del estudio, la prueba desarrollada permite identificar la formación de ovillos de tau hasta una década antes de que sean visibles en escáneres cerebrales. Esta detección temprana podría mejorar la eficacia de los tratamientos existentes y permitir intervenciones más oportunas.
Implicaciones y desafíos
El Dr. Chris Vercammen destaca que detectar el Alzheimer en sus primeras etapas permite iniciar tratamientos antes y hacer cambios en el estilo de vida para ralentizar su avance. Además, la detección temprana ayuda a las personas a planificar su futuro y reduce la incertidumbre sobre su pronóstico.
Sin embargo, el estudio tiene limitaciones. La prueba se realizó en tejidos cerebrales post mortem, por lo que su aplicación en personas vivas aún está en desarrollo. Además, existen preocupaciones éticas sobre cómo se utilizarán estos biomarcadores en la práctica clínica, especialmente en personas sin síntomas evidentes. Es crucial que cualquier prueba diagnóstica incluya asesoramiento adecuado para evitar ansiedad innecesaria.
Aunque este estudio representa un avance significativo en la comprensión del Alzheimer, aún se requieren más investigaciones para confirmar si estos biomarcadores pueden ser utilizados eficazmente en la detección clínica temprana de la enfermedad.