Privación de sueño: un trastorno metabólico con impacto en el cerebro

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La revisión científica destaca que la privación de sueño aumenta el gasto energético incluso en reposo, provocando un desequilibrio conocido como balance energético negativo.

La falta de sueño, más allá de causar cansancio o somnolencia, ha sido identificada por científicos como un trastorno metabólico que afecta profundamente el equilibrio energético de nuestras células, especialmente en el cerebro. Nuevas evidencias revelan que el insomnio altera el metabolismo celular y la homeostasis energética, comprometiendo funciones esenciales del sistema nervioso central.

Durante los periodos de vigilia prolongada, células con alta demanda energética, como las neuronas, entran en un estado catabólico, es decir, comienzan a degradar sus propios componentes para sostener su actividad. 

Esta situación genera una alteración de su funcionamiento fisiológico y conlleva consecuencias significativas para procesos clave como la formación de sinapsis (sinaptogénesis) y la consolidación de la memoria a largo plazo.

Estos efectos, según los especialistas, se asemejan a los que se observan en enfermedades neurodegenerativas, lo que sugiere que la falta de sueño podría no solo ser un síntoma, sino también un posible factor contribuyente en el desarrollo de dichos trastornos.

La revisión científica destaca que la privación de sueño aumenta el gasto energético incluso en reposo, provocando un desequilibrio conocido como balance energético negativo. En este estado, las células no cuentan con suficientes recursos metabólicos para sostener todas sus funciones, lo que obliga a priorizar su supervivencia por encima de procesos complejos como la formación de recuerdos o la regeneración sináptica.

Además, se observa una disrupción en metabolitos esenciales como la adenosina, el lactato y los peróxidos lipídicos, que desempeñan un papel clave en la regulación energética y antioxidante del cerebro. Esta alteración contribuye a una reducción de los procesos metabólicamente costosos y vitales para el aprendizaje y la plasticidad neuronal.

Así, la privación crónica de sueño no solo deteriora el rendimiento cognitivo inmediato, sino que compromete la salud metabólica del cerebro. Estos hallazgos refuerzan la idea de que dormir bien no es un lujo, sino una necesidad biológica fundamental, con implicaciones profundas para el bienestar neurológico y general del ser humano.

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