Consciente del impacto profundo que la pandemia dejó en la salud emocional de la población, el sistema de salud mental San Juan Capestrano continúa innovando y expandiendo sus servicios, con un enfoque prioritario en niños, adolescentes, mujeres y envejecientes.
Así lo confirmó la Lcda. Marta Rivera, directora ejecutiva del Hospital San Juan Capestrano, quien durante su participación en la convención anual del sistema destacó que «la pandemia tuvo efectos que hoy apenas comenzamos a ver con claridad, especialmente en nuestros niños». Según Rivera, los menores han sufrido interrupciones significativas en su desarrollo debido al aislamiento, la educación a distancia y la exposición excesiva al internet, factores que han provocado traumas y alteraciones conductuales.
“Son niños que han recibido un trauma más que ninguna otra generación”, expresó Rivera. “Cuando uno piensa en el aislamiento, en cómo se tuvieron que educar en línea y que esa educación no fue la más efectiva, uno entiende que hubo una interrupción total de su normalidad y por mucho tiempo. Esto, sumado a la falta de socialización, ha afectado su desarrollo emocional.”
De acuerdo con la directora, otro reto que enfrentan los menores es la creciente normalización del uso de sustancias, particularmente el cannabis. “Se ha creado la percepción de que el cannabis puede ser medicinal para todo, pero cada vez vemos más cómo afecta a la población joven”, advirtió.
Prioridad a los niños y adolescentes
En respuesta a esta problemática, San Juan Capestrano ha iniciado la expansión de sus servicios dirigidos específicamente a niños y adolescentes. “Estamos inaugurando servicios para niños porque hay una gran demanda y necesidad”, indicó Rivera. La nueva oferta incluye un programa de hospitalización para menores, así como servicios residenciales de largo plazo en colaboración con el Departamento de la Familia.
Rivera resaltó que el enfoque es no solo tratar las condiciones de salud mental una vez se presentan, sino trabajar en la prevención y ofrecer herramientas a los padres, maestros y comunidades escolares para identificar señales de alerta temprano.
“Si no ayudamos a los padres a lidiar con estos retos y no capacitamos a los maestros, vamos a tener adultos con grandes dificultades para ser productivos y felices en la sociedad”, subrayó.
La directora también alertó sobre las tendencias observadas en Estados Unidos, donde el suicidio adolescente ha aumentado dramáticamente. Aunque en Puerto Rico este fenómeno no se ha replicado en igual magnitud, sí se reporta un aumento en el abuso de sustancias entre los jóvenes.
Atención integral a la salud física y mental
San Juan Capestrano se distingue por su modelo de atención integral, que combina el tratamiento de la salud física con la salud mental. Antes de iniciar un tratamiento psicológico, los pacientes reciben evaluaciones médicas completas para descartar o tratar cualquier condición física que pudiera estar afectando su bienestar emocional.
“Muchas veces una conducta puede ser reflejo de una condición física. Por eso trabajamos de la mano con internistas, ginecólogos y otros especialistas de salud física”, explicó Rivera.
La institución también ofrece un sistema de seguimiento coordinado para apoyar a los pacientes tras su alta hospitalaria. Esto incluye conectar a las personas con servicios ambulatorios y acompañar a las familias en el proceso de recuperación, entendiendo que la rehabilitación en salud mental es un camino de largo plazo.
“La recuperación no es un evento, no es una cita médica. Es un proceso continuo que requiere educación, apoyo constante y compromiso de la familia”, afirmó.
Innovación tecnológica para mayor seguridad y acceso
Como parte de sus esfuerzos de innovación, San Juan Capestrano implementó el sistema Observe Smart, una herramienta digital que permite la vigilancia continua de los pacientes para garantizar su seguridad durante su estadía en el hospital.
“Mientras estén con nosotros, los pacientes están protegidos. Buscamos que no se hagan daño ni hagan daño a otros”, indicó Rivera, quien también destacó que el sistema ha fortalecido aún más la seguridad del hospital.
Además, San Juan Capestrano ha integrado la telemedicina como parte de sus servicios regulares, facilitando el acceso a citas de seguimiento para pacientes que enfrentan barreras de transporte o movilidad.
“La telemedicina nos permite acompañar a las personas en su proceso de recuperación, aunque no puedan estar físicamente en nuestras facilidades”, agregó.
Capacitación continua para su personal
Conscientes de que en la salud mental el factor humano es clave, San Juan Capestrano invierte de forma constante en la capacitación de su personal a través de su propia academia de formación, conocida como la «escuelita».
“Muchos profesionales vienen a nosotros sin un adiestramiento profundo en salud mental. Nosotros los formamos para que puedan manejar a los pacientes con empatía, solidaridad y respeto”, explicó Rivera.
Programas como Handle with Care enseñan técnicas de manejo no violento, abordaje compasivo y estrategias para la intervención temprana de crisis emocionales. Además, el hospital ofrece adiestramientos en escuelas, salas de emergencia y comunidades para fomentar la detección temprana de problemas de salud mental.
Mirando al futuro: expansión de servicios
Para lo que resta de 2025 y el año 2026, San Juan Capestrano tiene como prioridad fortalecer aún más los servicios dirigidos a la niñez, la mujer y los adultos mayores.
“Desde que comenzamos, hemos visto que niños de 10 a 12 años necesitan muchísimo apoyo. También queremos enfocarnos en la salud mental de nuestros envejecientes, quienes muchas veces enfrentan retos como el Alzheimer y el abandono por parte de sus familias”, adelantó la licenciada.
La directora hizo un llamado a derribar los tabúes que todavía existen en torno a la salud mental, recordando que todas las familias, en algún momento, tienen a un ser querido que requiere apoyo emocional.
“La salud mental es parte integral de nuestra humanidad. Así como acudimos al médico cuando tenemos un dolor físico, debemos buscar ayuda cuando nuestra mente y nuestras emociones lo necesitan”, concluyó Rivera.