La menopausia no acelera la progresión de la discapacidad en mujeres con esclerosis múltiple

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Estos hallazgos aportan evidencia valiosa para pacientes y profesionales de la salud.

Un nuevo estudio internacional ofrece tranquilidad a miles de mujeres con esclerosis múltiple (EM): la menopausia no parece aumentar el riesgo de progresión de la discapacidad asociada a la enfermedad.

La investigación, publicada a partir de datos del registro mundial MSBase, analizó a 987 mujeres con EM de inicio en recaída y encontró que la transición menopáusica no se asocia con un empeoramiento acelerado de la discapacidad ni con mayor probabilidad de desarrollar esclerosis múltiple progresiva secundaria (EMSP).

Un hallazgo clave para la salud femenina en EM

La menopausia es una etapa inevitable en la vida de la mayoría de las mujeres, y quienes viven con EM suelen atravesarla mientras gestionan los síntomas de esta enfermedad neuroinmunológica. Sin embargo, hasta ahora existían dudas sobre si los cambios hormonales podrían agravar la progresión de la discapacidad.

Según el estudio, que utilizó modelos estadísticos avanzados ajustados por variables como la edad de inicio de la enfermedad, duración de la EM y terapias recibidas, no se observó un mayor riesgo de progresión de la discapacidad confirmada ni de transición a EMSP tras la menopausia.

La mediana de edad de inicio de la menopausia fue de 48,5 años, y tras el análisis multivariable los resultados mostraron un riesgo estadísticamente nulo (HR: 0,95 para progresión de discapacidad; HR: 1,00 para EMSP).

Más allá de las hormonas

Los investigadores señalan que, aunque el envejecimiento reproductivo podría sumarse a los efectos naturales del envejecimiento corporal, la menopausia no sería el factor principal en la progresión clínica de la EM.

Esto implica que otros aspectos —como la biología propia de la enfermedad, el acceso temprano a terapias modificadoras de alta eficacia y el manejo integral de la salud— siguen siendo los determinantes más importantes en la evolución de la discapacidad en mujeres con EM.

Implicaciones clínicas

Estos hallazgos aportan evidencia valiosa para pacientes y profesionales de la salud. En lugar de enfocarse en la menopausia como un factor de riesgo aislado, los especialistas pueden centrar los esfuerzos en un seguimiento personalizado, la adherencia a tratamientos eficaces y el monitoreo regular de la discapacidad a lo largo de toda la vida de la paciente.

Los autores concluyen que, aunque se requieren más estudios para comprender mejor la interacción entre el envejecimiento, las hormonas y la EM, la menopausia por sí sola no debe considerarse un motor de progresión de la enfermedad.

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