Fármaco experimental logra reducir y eliminar por completo tumores metastásicos en grupo de pacientes

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El cáncer metastásico es cuando las células tumorales viajeras pueden "dormir" durante años en órganos distantes antes de reactivarse y formar nuevos tumores.

«Inyectamos en un solo tumor, y todos los demás se desvanecieron», comentó emocionado el doctor Jeffrey V. Ravetch, investigador de la Universidad Rockefeller, al presentar los resultados más recientes de un ensayo clínico que podría marcar un antes y un después en la oncología. El anticuerpo inmunoestimulador experimental 2141-V11, desarrollado por su equipo, ha demostrado un impacto notable en pacientes con cáncer metastásico avanzado: en un estudio fase I, seis de los doce participantes experimentaron una reducción significativa del tamaño tumoral y, sorprendentemente, en dos casos el cáncer desapareció por completo. Los resultados, publicados en Cancer Cell, ofrecen esperanza frente a tumores agresivos y resistentes a las terapias actuales.

El avance radica en el diseño y modo de administración de este anticuerpo, una versión mejorada de los agonistas CD40, que en modelos animales habían mostrado gran eficacia pero que, al aplicarse en humanos, presentaban una toxicidad sistémica limitante. Para evitar estos efectos adversos, el 2141-V11 se administró directamente dentro de los tumores, mediante inyecciones intratumorales, lo que permitió potenciar la respuesta inmunitaria local minimizando riesgos. Esta estrategia no solo estimuló al sistema inmune en el punto de aplicación, sino que generó una reacción en cadena que alcanzó tumores distantes.

Los casos clínicos más destacados ilustran el potencial del tratamiento. Una paciente con melanoma metastásico en pierna y pie recibió varias inyecciones en un tumor del muslo y, en cuestión de semanas, todas las demás lesiones desaparecieron. En otra paciente, diagnosticada con cáncer de mama metastásico, la aplicación se realizó sobre una lesión cutánea; tras el tratamiento, no solo esa lesión se redujo, sino que también desaparecieron las metástasis en piel, hígado y pulmón.

El análisis de las muestras tumorales reveló que el anticuerpo 2141-V11 indujo la formación de estructuras linfoides terciarias dentro del tumor, microambientes inmunitarios especializados que fomentan la activación y coordinación de células de defensa. Según el Dr Juan Osorio, primer autor y oncólogo del Memorial Sloan Kettering, “el fármaco crea un microambiente inmunitario dentro del tumor y, en esencia, lo reemplaza con estas estructuras linfoides terciarias”. Lo más revelador es que estas estructuras no permanecieron únicamente en el tumor tratado, sino que también aparecieron en tumores no inyectados, lo que sugiere una respuesta sistémica capaz de reconocer y atacar la enfermedad en múltiples localizaciones.

Este hallazgo no solo abre una vía prometedora para el tratamiento de cánceres metastásicos, sino que también plantea preguntas fundamentales: ¿qué factores hacen que algunos pacientes respondan con tal magnitud mientras que otros no? Los investigadores planean nuevos ensayos clínicos de fases I y II en colaboración con el Memorial Sloan Kettering y la Universidad de Duke, que incluirán alrededor de 200 pacientes con distintos tipos de cáncer, como vejiga, próstata y glioblastoma. El objetivo será no solo confirmar la eficacia del fármaco, sino también identificar marcadores que permitan predecir qué pacientes obtendrán los mayores beneficios.

Para el equipo científico, el 2141-V11 representa un nuevo paradigma: transformar tumores inmunológicamente “fríos” en “calientes”, es decir, en entornos donde el sistema inmune pueda reconocer, atacar y destruir el cáncer. Si los resultados se confirman en estudios más amplios, este tratamiento podría integrarse en el futuro como una herramienta clave contra la metástasis, cambiando radicalmente el pronóstico de muchos pacientes.

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