La Dra. Myrna Quiñones Feliciano es una figura clave en la medicina y educación de Puerto Rico. Pediatra y actual rectora del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, su vida ha sido un testimonio de vocación, dedicación y amor por su país y por las generaciones futuras. Con más de 40 años de experiencia en la medicina pediátrica y una carrera dedicada a la formación de nuevos profesionales de la salud, la Dra. Quiñones ha dejado una huella imborrable en la comunidad médica y educativa de la isla.
Desde su infancia, la Dra. Quiñones mostró un interés profundo por el bienestar de los demás, aunque al principio su familia pensaba que seguiría la carrera de maestra. Fue a los 16 años, cuando tuvo una experiencia transformadora relacionada con la salud de su hermano, que su camino profesional tomó un giro decisivo. «Mi hermano tuvo que ser atendido en el centro médico, y esa experiencia fue mi primer contacto real con el hospital y con la medicina. Ahí entendí que lo que quería era ayudar a las personas, y la medicina me dio esa oportunidad», recuerda.
La fascinación por la ciencia de la salud creció durante su formación universitaria en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico. A lo largo de sus estudios, la Dra. Quiñones descubrió su verdadera pasión por la pediatría, una especialidad que le permitió combinar su amor por los niños con su deseo de hacer una diferencia real en la vida de las familias. Su rotación en el Hospital Municipal de la Capital, específicamente en la unidad de pediatría, fue crucial para tomar la decisión final de su carrera. «Ver la manera en que los niños reaccionan al cuidado y el impacto que un pediatra puede tener en sus vidas me convenció de que ese era mi camino», confiesa.
Pero la pediatría no fue solo un lugar profesional para la Dra. Quiñones. Fue, además, un llamado a la acción en momentos de gran sensibilidad. Recuerda con claridad el día que acompañó a una familia durante los últimos momentos de vida de su hijo, quien padecía una enfermedad terminal. Ese episodio marcó profundamente su carrera. «El hecho de poder ofrecer consuelo y apoyo a los padres en su dolor, más allá de los cuidados médicos, fue una lección invaluable. Ser pediatra no solo es curar, es acompañar a las familias, brindarles esperanza y ser una guía en momentos de desesperación», explica con humildad.
La Dra. Quiñones, más allá de su labor como pediatra, se ha destacado como educadora. A lo largo de su carrera, ha combinado su dedicación al servicio directo de los pacientes con su pasión por enseñar a las nuevas generaciones de médicos. En su rol como rectora del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, ha trabajado incansablemente para fortalecer la formación académica de los estudiantes de medicina, así como para promover la investigación y la mejora en la atención de salud en Puerto Rico. Para ella, el éxito de la educación médica en la isla no se mide solo en la cantidad de médicos formados, sino en la calidad de su preparación y en su compromiso con las necesidades sociales del país.
«Mi misión como rectora no es solo enseñarles a los estudiantes la teoría médica, sino darles las herramientas necesarias para que, como futuros profesionales, puedan ser sensibles a las necesidades de sus pacientes y brindarles una atención de calidad», comenta. De hecho, la Dra. Quiñones ha sido parte fundamental en el desarrollo de programas educativos innovadores y en la implementación de metodologías que preparan a los estudiantes para enfrentar los retos de salud pública y las complejidades del sistema de salud puertorriqueño.
Uno de los temas que más preocupa a la Dra. Quiñones, tanto en su práctica clínica como en su labor educativa, es el aumento de enfermedades crónicas en niños, como la obesidad infantil, el asma y los trastornos de salud mental. La pediatra está convencida de que estas condiciones pueden ser prevenidas y gestionadas mejor si se enfoca en la educación preventiva y el acceso a atención médica de calidad desde temprana edad. «Como pediatras, tenemos una responsabilidad fundamental de actuar no solo cuando los niños están enfermos, sino de prevenir y educar a las familias para que ellos también sean agentes activos en la salud de sus hijos», señala.
Además, dentro de su enfoque integral de la salud infantil, la Dra. Quiñones ha abogado por una mayor inclusión de la salud mental dentro de la atención pediátrica. «Es fundamental que los médicos, especialmente los pediatras, reconozcamos la importancia de la salud emocional de los niños y no solo su bienestar físico. Los trastornos de salud mental como la ansiedad, la depresión y el estrés son cada vez más comunes, y debemos abordarlos de manera integral», asegura.
Pero la Dra. Quiñones no solo se dedica a la medicina y la educación. Su rol como madre de cuatro hijos y abuela de dos nietas ha sido, y sigue siendo, una de sus mayores fuentes de motivación y satisfacción. Aunque su agenda profesional está llena, ella ha logrado mantener un equilibrio admirable entre su vida personal y profesional. «Mi familia es mi mayor tesoro. Siempre he intentado que mis hijos vean el ejemplo de la importancia de ser comprometidos con lo que uno hace, pero también de ser personas solidarias y humanas. Esas son las lecciones que trato de transmitirles», afirma con una sonrisa.
Hoy en día, con más de cuatro décadas de servicio, la Dra. Myrna Quiñones Feliciano sigue siendo un pilar fundamental en el ámbito médico y educativo de Puerto Rico. Su compromiso con la formación de nuevos médicos, su trabajo en la pediatría, y su enfoque en mejorar la salud infantil en la isla son solo algunos de los aspectos que definen a esta mujer excepcional. A pesar de los desafíos, sigue adelante con la firme convicción de que la educación y la medicina son herramientas poderosas para transformar vidas y construir un futuro mejor para Puerto Rico.
«Cuando miro hacia atrás, me siento orgullosa de lo que he logrado, pero sé que aún queda mucho por hacer. Cada día es una nueva oportunidad para seguir aprendiendo, enseñando y ayudando a los demás», concluye la Dra. Quiñones.