Científicos crean hidrogel que podría cambiar el tratamiento del Alzheimer, Parkinson y ELA

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La vía nasal permite acceder directamente al sistema nervioso central a través del nervio olfatorio, funcionando como un “atajo biológico” que evita la barrera hematoencefálica.

Las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) representan uno de los mayores retos de la medicina moderna. A pesar de décadas de investigación, no existe una cura definitiva y los tratamientos actuales solo logran ralentizar la progresión de los síntomas o mejorar de manera parcial la calidad de vida de los pacientes.

Uno de los principales obstáculos es el cerebro mismo: este órgano está protegido por la barrera hematoencefálica, una especie de “filtro” que evita que sustancias dañinas entren en el sistema nervioso central. Si bien esta protección es vital, también bloquea muchos fármacos y terapias que podrían ser útiles, lo que complica enormemente el diseño de tratamientos eficaces.

Frente a este desafío, un equipo de científicos de España y México ha creado un hidrogel de última generación que podría revolucionar el acceso de las terapias al cerebro.

El hidrogel: un “vehículo” para terapias cerebrales

El proyecto fue desarrollado en conjunto por el Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ) en México y el Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos (IdISSC) en España.

A simple vista, el hidrogel parece un líquido transparente. Sin embargo, al entrar en contacto con el cuerpo humano a 37 °C, cambia de estado y se convierte en gel. Esta propiedad es clave: al solidificarse dentro de la cavidad nasal, logra retener y proteger células terapéuticas, permitiendo que sobrevivan el tiempo suficiente para llegar hasta el cerebro.

La elección de la vía nasal no es casual. Desde hace años, los científicos saben que existe una conexión directa entre la mucosa nasal y el sistema nervioso central a través del nervio olfatorio. Esto abre una “puerta de entrada” que evita la barrera hematoencefálica. Sin embargo, el gran problema de los tratamientos nasales previos ha sido que las células no resistían mucho tiempo o se perdían antes de llegar a su destino.

El nuevo hidrogel busca resolver justamente este inconveniente.

¿De qué está hecho este hidrogel?

La formulación combina varios compuestos de origen natural:

  • Quitosano: derivado de hongos y crustáceos, ampliamente utilizado en biomedicina por su biocompatibilidad.
  • Ácido ferúlico: presente en granos como el maíz y el trigo, con propiedades antioxidantes que ayudan a proteger las células.
  • Ácido succínico: un intermediario metabólico que forma parte de procesos energéticos del cuerpo.
  • Genipina: extraída de la flor gardenia, es la pieza clave, ya que permite que el hidrogel se solidifique con la temperatura corporal.

Estos ingredientes crean una red tridimensional que actúa como una “malla de soporte” en la que las células vivas pueden alojarse y mantenerse estables durante más tiempo.

Resultados iniciales: pruebas en animales

Aunque el proyecto aún está en fase experimental, los ensayos en modelos animales han mostrado resultados prometedores:

  • El hidrogel no resultó tóxico para células madre ni para células precursoras de oligodendrocitos (fundamentales en la reparación del sistema nervioso).
  • Las células se mantuvieron vivas hasta 72 horas en la cavidad nasal, algo difícil de lograr con otras técnicas.
  • Hubo evidencia de que algunas de estas células alcanzaron estructuras cerebrales, lo que confirma el potencial de la estrategia.

Estos hallazgos sugieren que el hidrogel podría convertirse en un vehículo eficaz y seguro para terapias celulares destinadas al tratamiento de enfermedades neurodegenerativas.

Lo que viene: hacia los ensayos clínicos

El siguiente paso será probar el hidrogel en humanos. Para ello, será necesario realizar estudios clínicos que evalúen su seguridad y eficacia a gran escala. En esta etapa se determinará si realmente puede trasladar células terapéuticas al cerebro sin efectos secundarios y si el beneficio clínico es significativo para los pacientes.

Si los resultados se confirman, estaríamos frente a un cambio de paradigma en la medicina neurológica. El hidrogel podría convertirse en una alternativa no invasiva para administrar tratamientos que antes requerían cirugías o quedaban inutilizados por la barrera hematoencefálica.

Una esperanza para millones de pacientes

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 55 millones de personas viven actualmente con Alzheimer, y cada año se suman cerca de 10 millones de nuevos casos. El Parkinson afecta a unos 8,5 millones de personas en el mundo, mientras que la ELA, aunque menos frecuente, tiene un gran impacto por su agresividad y la ausencia de terapias curativas.

En este contexto, el hidrogel no representa una cura inmediata, pero sí una puerta de acceso a nuevas terapias que podrían transformar el manejo de estas enfermedades en los próximos años.

“Lo más innovador de este avance es que se abre una ruta de administración sencilla y sin cirugía, lo que podría mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir los riesgos asociados a tratamientos más invasivos”, señalan los investigadores.

Una barrera difícil de vencer

El desarrollo de este hidrogel marca un punto de inflexión en la investigación de enfermedades neurodegenerativas. Al combinar biocompatibilidad, seguridad y una vía de administración práctica, ofrece una estrategia realista para superar una de las barreras más complejas de la medicina: llevar terapias efectivas al cerebro.

Aunque todavía falta camino por recorrer antes de verlo en hospitales, el entusiasmo de la comunidad científica es claro: este avance podría convertirse en la base de una nueva generación de tratamientos que brinden esperanza a millones de pacientes y sus familias.

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