Consumo de alcohol tras salir de prisión aumenta el riesgo de rebote viral en personas con VIH 

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Los hallazgos señalan la necesidad de crear modelos de atención integrados.

Un estudio realizado en Zambia entre 2017 y 2019 reveló que el consumo no saludable de alcohol tras la liberación de prisión está estrechamente asociado con una disminución en la supresión viral entre personas que viven con VIH. 

La investigación, que siguió a 295 participantes encarcelados en cinco prisiones del país, buscó comprender los factores que afectan la continuidad del tratamiento y los resultados clínicos en quienes reingresan a la comunidad. 

Antes de la liberación, el 80,3% de los individuos mantenía su carga viral por debajo de 1000 copias/mL; sin embargo, esa proporción se redujo a 71,5% tras volver a la vida comunitaria.

Los investigadores utilizaron evaluaciones clínicas y herramientas como la prueba AUDIT de la Organización Mundial de la Salud para medir el consumo de alcohol después de la liberación. Los resultados mostraron que el consumo no saludable de alcohol se asoció significativamente con una carga viral no suprimida, con una razón de prevalencia de 3,35. 

La situación fue especialmente crítica entre los 205 participantes que estaban suprimidos antes de salir de prisión: aquellos que consumieron alcohol de forma nociva tuvieron más de cuatro veces el riesgo de perder la supresión viral en comparación con quienes no presentaron este comportamiento.

Además del alcohol, el consumo nocivo de drogas también mostró una relación importante con la pérdida de control viral tras la liberación, con una razón de prevalencia de 2,82. 

Aunque la mayoría de los participantes continuó el seguimiento, el 85,1% a una mediana de 7,8 meses tras salir de prisión, los autores observaron que la transición de la prisión a la comunidad representa un periodo crítico para la adherencia al tratamiento antirretroviral.

Los hallazgos señalan la necesidad de crear modelos de atención integrados que combinen estrategias para reducir el consumo de sustancias con servicios de salud especializados en VIH. 

Según los autores, abordar simultáneamente ambas problemáticas, el uso de alcohol y drogas, y la continuidad del tratamiento, podría mejorar de forma sustancial la salud de las personas que viven con VIH al salir del sistema penitenciario y contribuir a una mayor estabilidad clínica en esta población altamente vulnerable.

Fuente: AQUÍ

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