La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune crónica que afecta principalmente a las articulaciones, aunque también puede tener efectos en otros órganos del cuerpo.
A la fecha no se conoce la causa específica por la que los pacientes padecen la artritis reumatoide, sin embargo, la información que se tiene es que esta condición hace que el sistema inmunológico ataque por error el revestimiento de las articulaciones (la membrana sinovial), lo que causa inflamación, dolor, rigidez y eventualmente puede provocar daño articular y deformidad.
La AR afecta con mayor frecuencia a las articulaciones de las manos, muñecas, codos, hombros, rodillas, tobillos y pies, y a menudo se presenta de manera simétrica, lo que significa que afecta a las mismas articulaciones en ambos lados del cuerpo. Además del dolor y la inflamación articular, la artritis reumatoide puede causar fatiga, fiebre baja, pérdida de apetito y debilidad muscular.
Signos de alerta temprana: cuando Tiene un dolor articular agudo e inexplicable. La articulación afectada presenta una inflamación significativa. Tiene dificultad para mover la articulación. La piel alrededor de la articulación está enrojecida o caliente al tacto.
Es importante destacar que la artritis reumatoide es una enfermedad crónica y progresiva, lo que significa que tiende a empeorar con el tiempo si no se trata adecuadamente. No obstante, con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, es posible controlar los síntomas, prevenir el daño articular y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
Fuentes consultadas: Organización Mundial de la Salud (OMS), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, la Sociedad Americana de Reumatología (American College of Rheumatology) y la Arthritis Foundation.