La vaginosis bacteriana (BV, por sus siglas en inglés) es una afección que afecta a casi un tercio de las mujeres en todo el mundo. Hasta ahora, se ha considerado como un simple desequilibrio en la flora vaginal y no como una enfermedad de transmisión sexual (ETS). Sin embargo, un reciente estudio sugiere que BV podría, de hecho, ser una ETS, lo que podría cambiar la manera en que se trata y previene esta condición.
¿Qué es la vaginosis bacteriana?
La vaginosis bacteriana es una infección causada por un crecimiento excesivo de ciertas bacterias en la vagina, lo que altera el equilibrio natural del microbioma vaginal. Muchas mujeres con BV no presentan síntomas, pero cuando estos aparecen, pueden incluir:
- Flujo vaginal anormal, con un color grisáceo o blanco.
- Un olor fuerte y desagradable, a menudo descrito como «a pescado».
- Consistencia del flujo más líquida y acuosa de lo habitual.
A diferencia de infecciones como la candidiasis, BV no suele causar picazón, ardor o enrojecimiento. Sin embargo, sus efectos pueden ser más graves de lo que se pensaba, ya que se ha relacionado con complicaciones como la infertilidad, partos prematuros y un mayor riesgo de infecciones de transmisión sexual como el VIH.
¿BV es realmente una ETS?
Tradicionalmente, BV ha sido considerada una alteración del microbioma vaginal en lugar de una ETS. Sin embargo, un estudio publicado en el New England Journal of Medicine pone en duda esta definición. La investigación, realizada en Australia, encontró que la reinfección por parte de la pareja sexual es una de las principales razones por las que BV reaparece en muchas mujeres. Esto sugiere que la afección se propaga a través del contacto íntimo y que tratar solo a la mujer afectada podría no ser suficiente para erradicar la infección.
En el estudio participaron 164 parejas donde la mujer tenía BV. Los investigadores administraron antibóticos tanto a las pacientes como a sus parejas masculinas, mientras que a otro grupo de parejas solo se les trató a las mujeres. Los resultados fueron claros: cuando ambos miembros de la pareja recibieron tratamiento, la tasa de recurrencia de BV se redujo a la mitad.
Ante estos hallazgos, la clínica donde se realizó el estudio ha modificado sus protocolos y ahora trata sistemáticamente a ambas parejas sexuales cuando una mujer es diagnosticada con BV.
Lo que dice la comunidad médica
Organizaciones como la British Association for Sexual Health and HIV han valorado el estudio como una evidencia importante de que BV podría ser, en efecto, una ETS. «Este estudio refuerza lo que se ha sospechado durante mucho tiempo: que las bacterias asociadas con BV pueden ser transmitidas sexualmente, especialmente en los casos recurrentes», comentó un portavoz de la organización.
Uno de los principales desafíos en la investigación de BV es que aún no se ha identificado con certeza qué bacterias específicas la causan. No obstante, los avances en la secuenciación genética están permitiendo a los científicos acercarse a una respuesta definitiva.
Tratamiento y prevención
Actualmente, BV se trata con antibóticos en forma de tabletas, cremas o geles vaginales. Sin embargo, si BV se confirma como una ETS, el tratamiento podría evolucionar para incluir a la pareja sexual de la persona afectada.
Para prevenir BV y reducir el riesgo de recurrencia, se recomienda:
- Mantener una buena higiene íntima sin usar productos perfumados.
- Usar preservativos en las relaciones sexuales para reducir el intercambio de bacterias.
- Evitar duchas vaginales, ya que alteran el equilibrio natural de la microbiota vaginal.
Si tienes síntomas o preocupaciones sobre BV, es importante acudir a un médico o una clínica de salud sexual. La detección temprana y un tratamiento adecuado pueden prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
Con este nuevo enfoque, la ciencia podría estar dando un paso clave en la comprensión y tratamiento de esta afección que afecta a tantas mujeres en el mundo.