La administración Trump evalúa la posibilidad de que Estados Unidos se retire de la OMS. Esta decisión no solo afectaría los programas de salud financiados por el país, sino que también interrumpiría la colaboración con instituciones clave como los CDC, lo cual podría tener un impacto negativo en la respuesta global ante futuras pandemias y crisis sanitarias.
De acuerdo con la información proporcionada por su equipo de transición, una de las primeras acciones que llevará a cabo Donald Trump al asumir el cargo como presidente de Estados Unidos será retirar al país de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Durante su anterior mandato, Trump intentó realizar esta acción, iniciando en julio de 2020 el proceso para abandonar la organización, el cual normalmente se extiende por un año. No obstante, el presidente Joe Biden logró revertir esta decisión al tomar posesión en enero de 2021. Ahora, Trump cuenta con el tiempo suficiente para llevar a cabo la salida de la OMS.
A lo largo de su historia, la OMS ha sido esencial en el manejo de emergencias de salud pública, aunque también ha enfrentado críticas. Se sabe que Trump ha criticado las decisiones de la OMS en lo que fue la pandemia por COVID-19, especialmente en el manejo que tuvo de esta crisis sanitaria y su relación con China, la cual el presidente considera excesivamente cercana.
Consecuencias sobre esta decisión
La posible retirada de Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) representaría un cambio significativo en el panorama de la salud pública global. Como bien señala Richard Sullivan, del Instituto de Políticas del Cáncer del King’s College de Londres, la contribución financiera de EE. UU., que asciende a 700 millones de dólares, es crucial para la financiación de diversos programas de salud a nivel mundial. La falta de estos fondos podría afectar gravemente la capacidad de la OMS para llevar a cabo iniciativas esenciales, especialmente en contextos de crisis sanitaria.
A pesar de que otros financiadores, como la Unión Europea, varios países asiáticos y fundaciones privadas como la de Bill y Melinda Gates, también aportan recursos significativos, la desfinanciación de EE. UU. podría dejar un vacío considerable. “Las presiones políticas y globales (guerras en Ucrania y Oriente Medio), así como los graves problemas políticos internos (el gobierno laborista del Reino Unido no ha aumentado la ayuda al desarrollo en el extranjero debido a los enormes déficits)”, señala Sullivan. Esto haría difícil que estos actores intervengan para cubrir las carencias de financiación.
Los lazos entre la OMS e importantes agencias estadounidenses, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), también podrían verse comprometidos. Estas organizaciones desempeñan un papel fundamental en la colaboración con la OMS en áreas de salud pública, control de enfermedades, regulación de medicamentos y respuesta ante emergencias.
Por ejemplo, los CDC aportan datos epidemiológicos y conocimientos sobre prevención de enfermedades, mientras que la FDA ofrece su experiencia en la regulación de medicamentos y dispositivos médicos. Si Estados Unidos decide retirarse de la OMS, se perderían estos intercambios de información y asesoramiento, lo que podría tener un impacto negativo en la respuesta global ante futuras crisis sanitarias.
La viróloga Marion Koopmans, especialista en enfermedades infecciosas emergentes en los Países Bajos, comentó a Science que esta salida “aislaría a los CDC de información crucial para nuestra seguridad global”. Además, el país también dejaría de tener voz en la Asamblea Mundial de la Salud (AMS), el principal órgano de decisión de la OMS, donde los Estados miembros se reúnen anualmente para discutir y aprobar políticas, estrategias y presupuestos.
Varios expertos señalan de manera paradójica que, si el presidente de EE. UU. está preocupado por la influencia de China, retirarse de la OMS podría agravar esa situación. Jeremy Konyndyk, presidente de Refugees International, una ONG que defiende los derechos y el bienestar de los refugiados y desplazados internos, señaló a Science que “si su verdadera preocupación es que la OMS esté dominada por China, quitar a Estados Unidos de la ecuación solo sellaría ese resultado”.
Actualmente, una cuestión importante que se ha planteado en los ámbitos legales es si el presidente Trump tiene la autoridad para retirar a su país de la OMS. Para comprender por qué podría no tener esta facultad, es fundamental recordar que Estados Unidos se unió a la Organización Mundial de la Salud en 1948, cuando el Congreso aprobó una ley que permitía su adhesión al organismo.
Expertos como Harold Hongju Koh, profesor de Derecho Internacional y exdecano de la Facultad de Derecho de Yale, señalan que la incorporación de Estados Unidos a un acuerdo internacional como la OMS requirió la participación y aprobación del Congreso, lo que sugiere que la salida del país también debería seguir un procedimiento similar. Esto implica que, aunque el presidente puede negociar y firmar acuerdos internacionales, la desvinculación de estos podría necesitar una resolución conjunta del Congreso.
En este sentido, ha mencionado Hongju Koh, no bastaría con la decisión unilateral del presidente, ya que sería necesario que el Congreso apruebe la salida de la OMS, lo que podría generar un litigio si Trump intentara proceder sin el respaldo legislativo necesario.