En el marco del Simposio de Endocrinología y Dermatología Pediátrica, la endocrinóloga pediátrica doctora Marina Ruiz abordó un tema crucial para la salud infantil: la deficiencia de la hormona del crecimiento.
“La hormona del crecimiento es, como su nombre lo indica, la hormona que te ayuda a crecer. Se produce en una glándula que tenemos todos en el cerebro llamada pituitaria, que yo digo es como la mamá y el papá de nuestra especialidad, porque se encarga de manejar muchos órganos endocrinos”, explicó la doctora.
La especialista destacó la relevancia de las curvas de crecimiento, publicadas por el CDC, como herramienta clave para identificar alteraciones en la velocidad de crecimiento de los niños.
“Por eso es tan importante ir al pediatra por lo menos una vez al año a ese chequeo rutinario. El crecimiento de un niño nos deja saber cómo está el estado de salud del niño, porque muchas veces deja de crecer antes de que aparezcan otras condiciones físicamente”, advirtió.
El proceso diagnóstico
Cuando un menor no presenta un crecimiento adecuado, se inicia una evaluación médica para descartar condiciones crónicas como diabetes, problemas de tiroides o enfermedades inflamatorias. “Una vez descartado que no hay otra condición médica que afecte el crecimiento, se puede realizar una prueba de estimulación de hormona de crecimiento, que nos permite determinar si el niño realmente necesita recibirla”, puntualizó la Dra. Ruiz.
Este examen, que dura alrededor de cuatro horas, obliga a la hormona a liberarse mediante medicamentos específicos, permitiendo medir con mayor precisión la función de la glándula pituitaria. Además, se complementa con una placa de mano que indica el potencial de crecimiento óseo.
Tratamiento y avances recientes
La doctora Ruiz explicó que el tratamiento consiste en la administración de hormona de crecimiento de manera sintética, mediante inyecciones subcutáneas. “En un pasado, en los 70 y 80, se sacaba de las glándulas pituitarias de cadáveres. Hoy en día se produce de forma sintética en un laboratorio, evitando complicaciones. La única manera de administrarla sigue siendo por inyecciones”, indicó.
Un avance reciente ha sido el desarrollo de inyecciones semanales, que reemplazan las dosis diarias y logran los mismos resultados. “Ahora hay preparaciones semanales. En vez de inyectarse seis o siete días a la semana, se puede inyectar una vez en semana y el niño crece igual de bien”, añadió.