Con una temporada de huracanes más activa de lo normal a las puertas, Estados Unidos se enfrenta a una preocupante paradoja: tormentas más peligrosas y agencias federales menos preparadas para responder.
Tanto la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) como la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) atraviesan una crisis interna agravada por años de recortes de personal, pérdida de expertos clave y confusión sobre sus funciones estratégicas.
Según el pronóstico oficial de la NOAA, se esperan entre 13 y 19 tormentas con nombre, de las cuales entre 6 y 10 se convertirán en huracanes y de 3 a 5 podrían alcanzar categoría 3 o superior. La agencia declaró tener un 70 % de confianza en estas cifras, que superan el promedio histórico.
Esta tendencia se alinea con el impacto del cambio climático, que está intensificando las lluvias y acelerando la fuerza de los huracanes en el Atlántico, como se evidenció con los destructivos huracanes Milton y Helene el año pasado.
Recortes, desorganización y fatiga
El problema es que las instituciones encargadas de predecir, preparar y responder ante estos fenómenos están debilitadas. Desde enero, más de 560 empleados del Servicio Meteorológico Nacional han abandonado sus puestos, incluyendo meteorólogos, técnicos e hidrólogos. Las 122 oficinas locales de la NOAA, esenciales para adaptar los avisos a las regiones afectadas, trabajan con plantillas incompletas y enfrentan riesgos crecientes de agotamiento.
“Quizás el primer evento no tenga problemas, pero la fatiga será evidente en temporada alta”, declaró un empleado de la NOAA bajo condición de anonimato. “No se puede trabajar 24/7 sin consecuencias”.
Además, se han reducido los lanzamientos de globos meteorológicos, una fuente clave de datos para predecir la trayectoria e intensidad de los huracanes. Sin personal suficiente, se ve comprometida la posibilidad de aumentar su frecuencia cuando las tormentas se aproximan.
Por otra parte, la situación en FEMA no es mejor. A raíz de los intentos de la administración Trump de reducir la burocracia federal, la agencia ha perdido alrededor del 10% de su personal, y se proyecta que esta cifra aumente a 30% antes de fin de año. Entre los que se han marchado están expertos en logística, recuperación y gestión de emergencias.
La exdirectora de FEMA, Deanne Criswell, advirtió sobre la desorganización interna y la pérdida de claridad en la misión de la agencia. “Cuando toma meses otorgar una declaración de desastre, la gente en el terreno podría pensar que FEMA ya no existe”, dijo. Este año, por ejemplo, FEMA tardó dos meses en aprobar la ayuda tras tornados letales en estados republicanos, generando molestia incluso entre legisladores del mismo partido.
La actual incertidumbre se agudiza por las declaraciones de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y del expresidente Donald Trump, quienes han manifestado su interés en “eliminar” o reestructurar la agencia, transfiriendo responsabilidades a los estados. En una audiencia reciente, Noem admitió que “no hay un plan final formalizado” para dicha reestructuración.
¿Quién responderá cuando llegue la tormenta?
Expertos en gestión de emergencias advierten que sin liderazgo claro y coordinación federal, la respuesta a huracanes de gran escala será insuficiente. “No hay nadie presente para tomar las decisiones estratégicas necesarias”, afirmó Wendy Huff Ellard, abogada especializada en recuperación ante desastres. “Estos casos no son uniformes. La falta de guía pone vidas en riesgo”.
El vacío en FEMA podría generar una cadena de consecuencias: demoras en la respuesta, duplicación de esfuerzos entre agencias, e incluso descoordinación con los estados. En ese escenario, los recursos podrían no llegar a tiempo ni a los lugares más necesitados.
Un llamado a la preparación local
A pesar de los esfuerzos recientes de FEMA, como la reapertura de centros de capacitación y la extensión de contratos a personal temporal, muchos dentro de la agencia temen que estas medidas lleguen demasiado tarde. La propia revisión interna de FEMA concluyó que la agencia “no está lista” para enfrentar la temporada 2025.
Mientras el país se prepara para una nueva temporada de huracanes marcada por la intensificación de las tormentas y el debilitamiento institucional, la recomendación de los expertos es clara: la preparación debe comenzar a nivel local y comunitario, sin depender exclusivamente de la respuesta federal.
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