Las infecciones vertebrales son poco comunes, y cuando se presentan, generalmente involucran al Staphylococcus aureus. Sin embargo, en un reciente caso presentado por la Universidad de Santiago de Chile y el Hospital San José, se evidenció una causa rara de espondilodiscitis lumbar (EDL) que desafía los conocimientos actuales sobre esta patología.
El caso en cuestión es el de una mujer de 75 años con antecedentes de accidente cerebrovascular (ACV) con secuelas, diabetes mellitus (DM) y enfermedad renal crónica (ERC). Durante su hospitalización por neumonía adquirida en la comunidad, la paciente desarrolló fiebre sin un foco aparente, lo que llevó a los médicos a realizar cultivos. Los resultados mostraron hemocultivos y urocultivo positivos para Escherichia coli (EC).
En la búsqueda del foco infeccioso, se realizó una resonancia magnética (RNM) de la columna, confirmando la presencia de espondilodiscitis en los niveles L4/L5-L5/S1, acompañada de colecciones epidurales, en la musculatura paravertebral posterior, retroperitoneales y prevertebrales en los músculos psoas.
Ante esta situación, surge los especialistas se preguntaron si es posible considerar una etiología urinaria asintomática como causa de espondilodiscitis lumbar, y para responder a esta interrogante, los investigadores revisaron la literatura en PubMed y UpToDate, encontrando que las EDL nosocomiales representan aproximadamente el 25% del total de los casos, y la asociación entre absceso de psoas y EDL por bacilos gram-negativos es aún más rara.
Las infecciones genitourinarias no tratadas pueden llevar a bacteremias por EC que se diseminan vía hematógena a sitios distantes, provocando osteomielitis vertebral.
El tratamiento de la paciente incluyó la administración de ceftriaxona durante seis semanas y el drenaje percutáneo de las colecciones, cuyos cultivos también resultaron positivos para EC. La evolución fue favorable, con una reducción significativa de los síntomas.
Este caso subraya la importancia de sospechar y manejar de manera precoz las infecciones urinarias en pacientes con factores de riesgo para EDL, como la edad avanzada, DM, ERC y secuelas neurológicas, que pueden impedir una correcta comunicación de los síntomas. La infección urinaria asintomática progresó a bacteremia, afectando la columna lumbar y los músculos psoas, lo que resalta la necesidad de una vigilancia rigurosa y una intervención temprana.
La espondilodiscitis lumbar de origen urinario, aunque rara, debe ser considerada en el diagnóstico diferencial de infecciones vertebrales, especialmente en pacientes con antecedentes predisponentes. Este caso destaca la complejidad y el desafío diagnóstico que representa la EDL, enfatizando la relevancia de una gestión integral y multidisciplinaria para lograr mejores resultados clínicos.