La investigación sobre las disparidades en la mortalidad materno-infantil en embarazos adolescentes dentro de la población hispana es fundamental para mejorar los servicios de salud en esta población vulnerable.
Un reciente estudio realizado por un equipo de expertos en neonatología de la Universidad de Puerto Rico se enfocó en comparar los factores de riesgo maternos y los resultados de los infantes nacidos de madres adolescentes (menores de 19 años) frente a aquellos nacidos de madres adultas.
El estudio de cohorte retrospectivo se llevó a cabo en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales de Nivel IV en Puerto Rico, utilizando bases de datos de la Sección de Neonatología y el Vermont Oxford Network entre 2015 y 2023.
Se compararon las tasas de morbilidad materno-infantil y mortalidad infantil entre los dos grupos. El análisis estadístico se realizó con el software Intellectus Statistics, utilizando pruebas t, exacta de Fisher y chi-cuadrado de Pearson.
De los 3161 pacientes incluidos en el estudio, el 9.36% eran adolescentes (n=296), con una edad materna promedio de 27 años. En cuanto a la morbilidad materna, las enfermedades crónicas fueron significativamente más prevalentes en las madres adultas (p<0.001).
Las cesáreas también fueron más comunes en este grupo (p<0.001). Sin embargo, la corioamnionitis, una infección grave del tejido fetal, fue más frecuente en las madres adolescentes (p=0.010).
Aunque el peso al nacer, la edad gestacional y las morbilidades de los infantes fueron similares entre ambos grupos, la tasa de supervivencia fue significativamente menor en los infantes nacidos de madres adolescentes (p=0.0287, OR 1.47 [1.04-2.09]).
A pesar de una mayor prevalencia de enfermedades crónicas y cesáreas en los embarazos de madres adultas, así como de comorbilidades similares en los infantes, los embarazos en adolescentes presentan un mayor riesgo de mortalidad infantil.
Estos hallazgos iniciales subrayan la importancia de investigar más a fondo las necesidades y desafíos únicos que enfrentan las madres adolescentes, destacando el impacto potencial en la salud tanto materna como infantil.
Este estudio refuerza la necesidad de abordar las desigualdades en la atención médica para mejorar los resultados en esta población en riesgo.