Aunque vivimos en una era de avances tecnológicos y medicina de precisión, muchas enfermedades que asolaron a la humanidad en la antigüedad aún permanecen entre nosotros.
Estudios arqueológicos y registros históricos, como los textos bíblicos, revelan que diversos males que aquejan hoy al mundo tienen raíces profundas en el pasado, lo que demuestra que el progreso no ha logrado erradicarlos del todo, pero el avance de la ciencia ha sido significativo para tratarlos.
Ceguera
Los relatos bíblicos también hacen referencia a curaciones milagrosas de personas ciegas, muchas de las cuales podrían haber sufrido tracoma, una infección ocular causada por la bacteria Chlamydia trachomatis. Esta enfermedad provoca una inflamación del párpado que puede derivar en ceguera irreversible.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el tracoma es endémico en 51 países, afectando a 1,8 millones de personas, de las cuales al menos medio millón han perdido la visión permanentemente.
Epilepsia
Otro padecimiento interpretado erróneamente en la antigüedad fue la epilepsia. En tiempos antiguos, quienes sufrían convulsiones eran frecuentemente etiquetados como “endemoniados”, como se narra en el Evangelio según San Mateo (4:24).
Hoy se sabe que esta enfermedad se trata de un trastorno neurológico crónico que afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo. Gracias a la medicina moderna, un alto porcentaje de los casos puede controlarse con fármacos, e incluso muchos pacientes logran dejar el tratamiento tras varios años sin convulsiones.
Enfermedades estomacales
Por último, las dolencias estomacales han sido parte del relato humano desde siempre. Entre las más graves, el cólera continúa siendo una amenaza global. Esta enfermedad provocada por alimentos o agua contaminada, refleja no solo un problema médico, sino también social, ya que su persistencia está ligada a la falta de acceso a servicios básicos de saneamiento y agua potable. Aunque existen vacunas, los brotes siguen afectando a miles de personas, especialmente en regiones vulnerables.
Lepra
Uno de los ejemplos más antiguos y simbólicos es la lepra, una enfermedad infecciosa crónica que en tiempos bíblicos significaba aislamiento social total. Hoy, aunque su prevalencia ha disminuido drásticamente, la lepra aún no ha sido erradicada. Según datos recientes, se registran anualmente alrededor de 177.000 nuevos casos en el mundo, lo que equivale a una prevalencia de 0,2 casos por cada 10.000 habitantes.
Tuberculosis
También está la tuberculosis, una enfermedad que afecta principalmente los pulmones y que ha dejado rastros en esqueletos humanos de hasta 9.000 años de antigüedad. A pesar de contar con tratamientos efectivos, la tuberculosis sigue siendo una de las diez principales causas de muerte a nivel global, lo que pone en evidencia que la lucha contra enfermedades infecciosas sigue siendo un reto actual.