El cuerpo humano es el hábitat de millones de microorganismos. Estos pequeños habitantes (bacterias, virus y hongos) no solo viven en nosotros, sino que también colaboran activamente en procesos fundamentales para mantenernos vivos.
Por varios años, los científicos han investigado y descubierto que existe una conexión fundamental entre nuestra digestión, específicamente la microbiota intestinal, con la salud cardiovascular y la salud mental.
Relación entre la microbiota y el ritmo circadiano
Un reciente estudio, publicado en el medio científico Cell Metabolism, ha revelado que la microbiota se puede ver alterada a lo largo del día y puede afectar considerablemente la respuesta ante el estrés.
Esta investigación se realizó en roedores, en donde se comprobó que ciertamente se reflejan cambios en la microbiota ligados al ritmo circadiano. Este ‘reloj biológico’, se encuentra en una región del cerebro llamada hipotálamo y se encarga de mantener el sueño y la vigilia.
Para eliminar los microorganismos, trataron a los ratones con antibióticos y estudiaron cómo la ausencia de microbioma afectaba su organismo. Observaron que los niveles de corticosterona, una hormona vinculada en estos animales a los ritmos circadianos y la respuesta al estrés, presentaban alteraciones en su patrón normal. En los seres humanos, esta función la desempeña el cortisol, conocido como la «hormona del estrés».
El estrés altamente alterado por las bacterias
Los hallazgos del estudio indican que las bacterias intestinales desempeñan un papel clave en la regulación de los ritmos circadianos. Además, se identificó que los cambios en la composición de la microbiota pueden alterar las vías relacionadas con el estrés en las regiones del cerebro encargadas de su regulación.
En el experimento, los ratones fueron sometidos a situaciones estresantes, comparando a aquellos con microbiota intacta con otros que habían sido despojados de sus microorganismos. Los resultados mostraron que los ratones sin microbioma no presentaban los picos de corticosterona típicos en ciertos momentos del día, a diferencia de los ratones con microbiota normal. También se observó que los ratones con microbiota intacta evitaban el contacto social tras enfrentarse al estrés, comportamiento ausente en los ratones tratados con antibióticos.
Si bien este estudio fue realizado en ratones, los investigadores señalan que existen paralelismos importantes entre la microbiota intestinal y la regulación del estrés en humanos y roedores. Por ello, concluyen que las alteraciones en el equilibrio de la microbiota podrían influir significativamente en la forma en que las personas responden al estrés a lo largo del día.