La hepatitis es una enfermedad inflamatoria que afecta el hígado. Se clasifican en hepatitis infecciosas (viraleso bacterianas), inmunitarias o tóxicas.
Los virus hepatotropos infectan hígado con aquellos denominados como virus de las hepatitis A, B, D, C y E y los nohepatotropos (virus de Epstein-Barr, citomegalovirus, varicela zóster y herpes simple), que pueden afectara varios órganos más allá del hígado.
La infección por VHC se asocia con morbimortalidad, ya que puede influenciar el desarrollo de carcinoma hepatocelular o provocar fibrosis hepática. Existen distintas formas de transmisión de los virus de la VHB y VHC, siendo una de las principales aquella a través de la transfusión sanguínea.
La literatura sostiene que se estima que cada año ocasiona 1,4 millones de muertes por infección aguda, cáncer hepático y cirrosis relacionadas con la hepatitis, de los cuales el 55% son atribuidos al virus de la hepatitis B (VHB) y el 35% al virus de la hepatitis C (VHC).
En el continente americano las hepatitis virales causan más de 125.000 muertes al año, en su mayoría por hepatitis B y C. Se estima que alrededor de 7,2 millones de personas viven con hepatitis C crónica en la región, de las cuales sólo un 25% ha recibido un diagnóstico y de ellas unas 300,000 reciben tratamiento.
Gracias a los nuevos tratamientos disponibles, cerca del 90% de las personas infectadas con hepatitis C pueden curarse, y reducir el riesgo de muerte por cáncer de hígado o cirrosis. Se estima también que unos 2,8 millones de personas viven con hepatitis B crónica en la región.
Latinoamérica
Un estudio de la revista biomédica con autores de la Universidad Estatal del Sur de Manabí de Ecuador, sostiene que la hepatitis viral en Latinoamérica afecta más a los países del sur, siendo Brasil, Colombia y Perú los que presentan los que presentan una mayor prevalencia en la población de edad adulta en los que los porcentajes son mayores, siendo el 41,5% para el VHC y el 13,4% para el VHB, luego le siguen México y Argentina.
De otra parte, los Institutos Nacionales de la Salud, sostiene que las estimaciones sugieren que solo el 25% de las personas con sospecha de infección por el VHC están diagnosticadas y solo el 4 % reciben tratamiento en Latinoamérica, y que la disponibilidad en esta región de antivirales de acción directa (AAD), son más seguros y efectivos que las terapias basadas en interferón.
En 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó la Estrategia mundial del sector de la salud contra las hepatitis víricas que pretende eliminar el VHC aumentando los diagnósticos hasta el 90% del total de infecciones y reduciendo en un 90% las infecciones nuevas, lo que permitiría disminuir en un 65% la mortalidad asociada al hígado para el año 2030.
Aunque la meta es una atractiva a nivel global, sería necesario considerar su viabilidad en las diferentes regiones del mundo y, especialmente, la posibilidad de aplicarla en Latinoamérica, sostiene la NIH.