Los feminicidios tienen un impacto devastador no solo en las víctimas directas, sino también en sus familias, amistades y la comunidad en general. La Dra. Migna Rivera García, coordinadora del Comité de Relaciones Internacionales de la Asociación de Psicología de Puerto Rico y expresidenta de la misma, destaca que las consecuencias de estos crímenes son profundas, ya que se traducen en experiencias de trauma, tanto en las sobrevivientes de violencia de género como en los hijos, hijas y familiares cercanos.
“El impacto emocional, psicológico, social y cultural de los feminicidios es devastador y puede dejar secuelas profundas si no se atienden de manera adecuada. El trauma vicario, ese que experimentan las personas cercanas a la víctima, también tiene un efecto duradero en el desarrollo y bienestar de quienes son testigos de esta violencia”, explica la doctora Rivera García.
Abordar el trauma asociado a la violencia de género requiere un enfoque integral y sensible. Según la doctora, los profesionales de la salud deben trabajar con un enfoque basado en evidencia, que no solo identifique el trauma, sino que también cree espacios seguros para las víctimas. La confianza es clave para poder ofrecer un tratamiento eficaz.
“Es fundamental que los profesionales de la salud, como psicólogos, trabajadores sociales y otros especialistas, estén capacitados para reconocer señales no verbales de trauma, tanto en las mujeres como en sus hijos e hijas. Además, es esencial que nuestras intervenciones sean culturales y contextualmente sensibles”, añade.
La intervención debe ser integral e incluir tanto apoyos individuales como grupales. “Los grupos de apoyo para mujeres sobrevivientes de violencia de género han demostrado ser especialmente efectivos. Estos grupos permiten que las víctimas se validen mutuamente, se empoderen y construyan redes de apoyo que les faciliten salir de la situación de abuso”, comenta la experta.
El tratamiento del trauma es la piedra angular en el abordaje psicológico de la violencia de género, según la doctora Rivera García. Además de este tratamiento, es vital trabajar en la reconstrucción de la autoestima de las mujeres y en su empoderamiento.
“El tratamiento debe integrar aspectos emocionales, sociales, económicos y cognitivos. Las mujeres deben aprender a redefinir su percepción de sí mismas para poder manejar las situaciones futuras con mayor fortaleza”, explica la especialista. Asimismo, recalca que es fundamental acompañar a las sobrevivientes a lo largo de su proceso, no solo en la parte emocional, sino también en la construcción de redes sociales y de apoyo.
En este sentido, la atención interdisciplinaria juega un papel esencial, incluyendo servicios legales, médicos y de salud física, para ofrecer un acompañamiento completo y efectivo. Además, la involucración de familiares y amigos puede ser crucial para garantizar la seguridad y el bienestar de las víctimas.
La doctora Rivera García concluye señalando que el monitoreo regular y el seguimiento de las intervenciones son esenciales para asegurar que las sobrevivientes continúen su proceso de sanación de manera adecuada y efectiva.
El tratamiento del trauma, el empoderamiento de las mujeres y el fortalecimiento de las redes de apoyo son estrategias fundamentales para mitigar el impacto psicológico de la violencia de género y ayudar a las sobrevivientes a reconstruir sus vidas.