Yaritza Pizarro González, APRN, MSN, FNP-BC, CCTN
Nurse Practitioner
La respuesta de un candidato a la gobernación sobre el rol de los Nurse Practitioners (NP) en Puerto Rico ha generado preocupación debido a su aparente desconocimiento del tema.
Es crucial entender que la «Ley 254 para Regular la Práctica de la Enfermería en Puerto Rico», aprobada en 2015, otorga a los NP la capacidad de prescribir medicamentos, excepto los de las categorías I y II según la ley de sustancias controladas de Puerto Rico.
Sin embargo, la plena implementación de estas facultades ha sido dificultada por la falta de armonización con la Ley 247-2004, conocida como la «Ley de Farmacia de Puerto Rico», la cual no reconoce a los NP como prescriptores. Esta discrepancia legal ha generado confusión y ha limitado la capacidad de los NP para ejercer las funciones que la Ley 254 les otorga.
Un argumento común en contra de los NP es que carecen de la formación académica
adecuada para prescribir medicamentos, lo cual es incorrecto. Los NP deben tener una
maestría o doctorado en enfermería de práctica avanzada, que incluye cursos avanzados de fisiopatología, examen físico y farmacología, además de completar al menos 500 horas de práctica clínica y aprobar un examen de certificación nacional como el ofrecido por el American Nurse Credentialing Center (ANCC) u otras entidades acreditadas.
A pesar de esto, la confusión sobre sus competencias se ha visto amplificada por errores de interpretación, como la incorrecta traducción de «Nurse Practitioner» a «enfermero practicante» o «enfermero práctico», lo cual distorsiona su rol.
Otro malentendido es la creencia de que la presencia de los NP provocaría la salida de los médicos de Puerto Rico o que los NP buscan reemplazarlos, esto es falso, ya que los NP necesitan un contrato colaborativo con un médico supervisor para poder ejercer. Este acuerdo colaborativo define sus funciones y el alcance de su autonomía, incluyendo la prescripción de medicamentos.
La falta de armonización entre las leyes ya mencionadas y la desinformación sobre las competencias de los NP sigue restringiendo su capacidad para ofrecer una atención integral. Superar estos obstáculos es crucial para mejorar el acceso a los servicios de salud y aliviar la carga de trabajo de los médicos.
Permitir a los NP ejercer plenamente traería múltiples beneficios, como la reducción de tiempos de espera para citas y tratamientos, y un mejor seguimiento de condiciones crónicas y agudas. Además, esto permitiría a los médicos concentrarse en casos más complejos, optimizando el acceso al sistema de salud.
En resumen, la colaboración entre NP y médicos crea un sistema de atención más eficiente y equitativo, mejorando el bienestar general de la población.