Un equipo de investigadores de la Universidad Ana G. Méndez, Recinto de Cupey, ha dado un paso prometedor en la detección y posible tratamiento del melanoma, una de las formas más agresivas de cáncer de piel.
Su estudio, realizado en el Laboratorio de la Facilidad de Biotesting ChEMTox, explora el uso de novedosos compuestos como marcadores de hipoxia —una condición de bajo oxígeno dentro de los tumores que contribuye a la resistencia al tratamiento y la progresión del cáncer.
El trabajo liderado por Beatriz Zayas, Karoline Ríos y Osvaldo Cox, evalúa la aplicabilidad de compuestos de cloruro de 3-nitrobenzazolo[3,2-a]quinolinio (NBQS) como biomarcadores para identificar células cancerosas hipóxicas en cáncer de piel. La hipoxia es una característica clave de los tumores sólidos, ya que dificulta la eficacia de terapias como la quimioterapia y la radioterapia, además de obstaculizar la cicatrización postquirúrgica.
Tecnología innovadora
Los NBQS, moléculas solubles en agua y con propiedades fluorescentes bajo condiciones hipóxicas, han sido diseñados por el equipo puertorriqueño y probados en cultivos celulares de melanoma. Los experimentos demostraron que estos compuestos no solo tienen potencial como marcadores de diagnóstico, sino que también poseen propiedades citotóxicas contra células cancerosas.
A través de ensayos de citotoxicidad y generación de fluorescencia, se determinaron las concentraciones necesarias para inhibir la viabilidad celular en un 50% (GI50). Los compuestos evaluados —ABQ-48, NBQ-48 y NBQ-234-TOM— mostraron valores de GI50, respectivamente, en condiciones normóxicas. En condiciones de hipoxia, las células mostraron una mayor tolerancia.
Además, se observó una correlación entre la fluorescencia generada por los compuestos y la expresión de HIF1-alfa, una proteína asociada a la hipoxia y vinculada con la agresividad y capacidad metastásica del melanoma.
Impacto y futuro
“Estos datos sugieren que los derivados de NBQ pueden tener aplicaciones terapéuticas en el tratamiento del melanoma”, explicaron los investigadores. La tecnología podría ser implementada en un futuro por clínicos y cirujanos plásticos para identificar células tumorales difíciles de tratar, mejorando así el manejo quirúrgico y terapéutico del cáncer de piel.