Colombia y España se han tenido que enfrentar a acontecimientos naturales muy graves y devastadores tras fuertes lluvias que han provocado desbordamientos de ríos, barrancos y humedales.
Puerto Rico por su parte, cada año enfrenta distintas situaciones que de alguna u otra forma ponen en riesgo a la población, como por ejemplo huracanes o tormentas severas que provocan inundaciones
Para los expertos de la Sociedad Española de Medicina de Emergencias y Urgencias (SEMES) los desastres naturales afectan considerablemente la salud pública, y los describen en tres fases clínicas clave, que marcan el curso de atención y respuesta sanitaria ante las emergencias.
- Fase de Impacto (0 a 4 días): Es el momento de rescate y atención inmediata a las víctimas. Aquí se interviene rápidamente para tratar lesiones causadas por el desastre.
- Fase posterior al impacto (4 días a 4 semanas): Durante esta etapa se observa la aparición de enfermedades infecciosas, sobre todo transmitidas por el agua, aire o alimentos, a medida que se deterioran las condiciones de saneamiento.
- Fase de recuperación (más de 4 semanas): Las infecciones de incubación larga o tipo latente se manifiestan clínicamente. En los peores escenarios, pueden surgir epidemias de enfermedades endémicas de la zona afectada.
Enfermedades digestivas por la contaminación
Las enfermedades digestivas son la principal amenaza en este contexto, generalmente ligadas a la contaminación de fuentes de agua por malas condiciones de saneamiento. Factores como el uso compartido de recipientes, escasez de jabón y alimentos contaminados también contribuyen a la proliferación de infecciones, según SEMES.
Es importante mencionar que los desastres naturales no “importan” enfermedades nuevas; los brotes suelen relacionarse con las condiciones preexistentes de higiene, saneamiento deficiente y hacinamiento. “Las principales causas son la falta de agua potable, el saneamiento ineficaz y el mal estado del alcantarillado”, señalan desde SEMES.
La leptospirosis, enfermedad clave en estas situaciones
En áreas como Valencia, la leptospirosis es un riesgo endémico, especialmente tras inundaciones, ya que el agua y el suelo contaminados con orina de animales infectados propagan la bacteria Leptospira. Las inundaciones facilitan la propagación de esta enfermedad, que en casos graves puede producir fallo orgánico, aunque existen tratamientos antibióticos eficaces.
A menudo, la leptospirosis se trata de un cuadro débil y autolimitado, pero puede dar lugar a la aparición de fiebre, cefalea, artromialgias, diarrea o dolor abdominal.
Por otro lado, el tétanos representa un grave problema de salud pública, especialmente entre personas con heridas infectadas y aquellas que no están vacunadas. La enfermedad suele estar relacionada con lesiones por aplastamiento y heridas contaminadas.
Prevención y respuesta sanitaria inmediata
Se recomienda una evaluación rápida de riesgos de enfermedades en la primera semana del desastre, con medidas de control y sistemas de vigilancia inmediatos para reducir la carga de infecciones. Es vital establecer un espacio de refugio adecuado (3,5 m² por persona) y condiciones mínimas de saneamiento, incluyendo una letrina por cada 20 personas.
Asimismo, asegurar 20 litros de agua por persona al día y proporcionar recipientes seguros para su almacenamiento. Además, la educación en higiene y la provisión de jabón son cruciales para prevenir enfermedades.
La provisión de 2100 kcal y 46 g de proteína diarios es esencial para mantener la salud en poblaciones afectadas, especialmente en niños y personas desnutridas.