La perimenopausia y el metabolismo: “No es solo cuestión de dieta, es cuestión de hormonas”

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Dra. Paola Mansilla Letelier, endocrinóloga y presidenta de la Sociedad de Obesidad y Síndromes Asociados. Foto: PHL.

En el marco de una conferencia ‘Menopausia sin miedo’, la Dra. Paola Mansilla Letelier, endocrinóloga y presidenta de la Sociedad de Obesidad y Síndromes Asociados, abordó cómo la perimenopausia y la menopausia impactan directamente el metabolismo, el peso corporal y la salud cardiovascular de las mujeres.

“Nosotras hemos vivido esos cambios —las fluctuaciones hormonales, el aumento de grasa abdominal, la dificultad para bajar de peso— y no se trata solo de fuerza de voluntad o de dieta. Detrás de eso hay mecanismos hormonales complejos que debemos entender y tratar”, explicó la especialista.

Según la Dra. Mansilla Letelier, durante la perimenopausia los niveles de estrógeno y progesterona comienzan a disminuir, lo que provoca alteraciones metabólicas importantes. “Cuando el estrógeno baja, nos volvemos menos sensibles a la insulina, y eso se traduce en resistencia a la insulina. Aunque comamos igual, la grasa empieza a redistribuirse y se concentra en el área abdominal”, detalló.

La doctora enfatizó que este cambio corporal no debe interpretarse como un fallo del paciente: “Si el médico no sabe identificarlo, puede pensar que la paciente está mintiendo o que no sigue el tratamiento. Pero no es así: hay una base fisiológica detrás de esos síntomas”. 

Hambre, sueño y hormonas: el triángulo invisible

Durante su exposición, la Dra. Mansilla Letelier explicó el papel de hormonas como la grelina y la leptina, que regulan el apetito y la saciedad. “La grelina, conocida como la hormona del hambre, aumenta desde la perimenopausia hasta la menopausia, mientras que la leptina disminuye. Eso hace que tengamos más hambre y menos sensación de saciedad”, afirmó.

La especialista advirtió que la falta de sueño también agrava este desequilibrio: “Cuando dormimos poco, la grelina sube y la leptina baja. Es decir, estamos más cansadas, más hambrientas y con menos control sobre el apetito. Por eso insistimos en la higiene del sueño como parte del tratamiento”. 

Ejercicio y masa muscular: una defensa metabólica

Otro punto central de la conferencia fue la pérdida progresiva de masa muscular que acompaña la disminución del estrógeno y la testosterona. “Esa pérdida se conoce como sarcopenia. Cuando baja el músculo, se debilita el hueso y aumenta el riesgo de osteoporosis y fracturas. Por eso el entrenamiento de fuerza es indispensable”, sostuvo.

La doctora recomendó incorporar rutinas de resistencia y una dieta rica en proteínas y baja en carbohidratos simples, además de mantener un control médico constante. “El ejercicio no solo ayuda a mantener el peso, sino que mejora el metabolismo y la energía. Esperar a que el cambio hormonal termine antes de moverse es un error: hay que empezar durante el proceso”, señaló. 

La especialista cerró su conferencia recordando que el abordaje de la obesidad femenina requiere empatía, conocimiento y seguimiento: “No hay un tratamiento universal. Cada paciente tiene su historia, su biología y sus ritmos. Escucharla y entender sus cambios hormonales es el primer paso para ayudarla a recuperar su bienestar”.

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