A pesar de los avances en el tratamiento del VIH y el acceso gratuito a las pruebas de diagnóstico, América Latina enfrenta un estancamiento preocupante en la lucha contra este virus. Así lo advierte el doctor Renzo Nervi, urólogo, psicoterapeuta y especialista en medicina sexual, al analizar el panorama actual de la enfermedad en la región.
“La expectativa de la ONU era llegar al 95-95-95, 95% de personas diagnosticadas, 95% en tratamiento y 95% con carga viral indetectable. Sin embargo, en Latinoamérica estamos apenas en un 68% con carga viral cero”, indicó el especialista. A su juicio, este retroceso se debe, en gran medida, a factores políticos y a una marcada desatención en el área educativa.
Jóvenes, el nuevo grupo de riesgo
Una de las alertas más relevantes es que los contagios ya no disminuyen y, por el contrario, la mayor incidencia se encuentra actualmente en jóvenes, especialmente hombres. “Ya no estamos frente a un problema médico o de acceso a medicamentos, sino ante una falla grave en educación”, enfatizó Nervi.
Aunque históricamente se ha señalado a la comunidad LGBT+ como población vulnerable, el especialista aclara que hoy el riesgo está más ligado al desconocimiento y a prácticas sexuales desinformadas. “Los jóvenes están recibiendo poca o mala información, y eso está impactando directamente en el aumento de casos”, explicó.
La prueba del VIH: accesible, pero aún temida
Para Nervi, uno de los pasos más importantes en la prevención del VIH es realizarse la prueba. “La prueba ya es gratuita y está disponible en cualquier centro de salud. Lo preocupante es que muchas personas no saben cuándo están en una conducta de riesgo, o sienten vergüenza de preguntar o acceder a estos servicios”, explicó.
Entre las poblaciones más afectadas se encuentran mujeres en situación de pobreza, hombres que tienen sexo con hombres (HSH), y miembros de la comunidad LGBT+.
Según el especialista, existe una barrera emocional que impide a muchas personas acceder a la información necesaria: “Hay una represión que genera ansiedad y miedo a comentarlo o a someterse a una prueba. Y eso es muy peligroso”.
Aunque la ciencia ha avanzado y las herramientas están al alcance, el VIH sigue cobrando fuerza por el desconocimiento de esta enfermedad. Es por esto que herramientas como la educación sexual integral y sin prejuicios no es solo un complemento del sistema de salud, es su primera línea de defensa.