Espondilitis Anquilosante: Una visión general

La Espondilitis Anquilosante es una enfermedad sistémica, lo que significa que también puede afectar otras partes del cuerpo, como los ojos, el corazón, los pulmones y los riñones. Foto: Archivo.

La espondilitis anquilosante (EA) es una forma de artritis inflamatoria crónica que afecta principalmente la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas (donde la columna se une a la pelvis).

Esta condición puede causar inflamación, dolor y, en casos graves, la fusión de las vértebras, lo que puede llevar a una rigidez severa y una postura encorvada. La EA es una enfermedad sistémica, lo que significa que también puede afectar otras partes del cuerpo, como los ojos, el corazón, los pulmones y los riñones.

Características clave de la Espondilitis Anquilosante

Inflamación de la columna vertebral

La característica principal de la EA es la inflamación de las vértebras, conocida como espondilitis. Con el tiempo, esta inflamación puede llevar a la fusión de las vértebras, un proceso llamado anquilosis, que puede causar una pérdida de flexibilidad y movilidad en la columna.

Afectación de las Articulaciones Sacroilíacas

La inflamación de las articulaciones sacroilíacas, ubicadas en la parte baja de la espalda, es uno de los primeros signos de la EA. Esta inflamación puede causar dolor y rigidez en la zona lumbar y en las nalgas.

Síntomas Sistémicos

Además de afectar la columna vertebral, la EA puede presentar síntomas sistémicos, incluyendo:

  • Fatiga: La inflamación crónica puede llevar a una sensación persistente de cansancio.
  • Inflamación de Otras Articulaciones: Como las caderas, los hombros y las rodillas.
  • Problemas Oculares: La uveítis, una inflamación del ojo, es común en personas con EA y puede causar dolor, enrojecimiento y sensibilidad a la luz.
  • Afecciones Cardiovasculares: La inflamación puede afectar el corazón y los vasos sanguíneos, aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas.

Aunque la Espondilitis Anquilosante puede presentar desafíos significativos, un diagnóstico temprano y un manejo adecuado pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Si experimentas síntomas de EA, es importante consultar a un profesional de la salud para una evaluación y un plan de tratamiento adecuado.

Fuentes consultadas: Organización Mundial de la Salud (OMS), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, la Sociedad Americana de Reumatología (American College of Rheumatology), la Arthritis Foundation y el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Músculoesqueléticas y de la Piel.

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