Pequeñas partículas de plástico han sido detectadas atravesando la barrera hematoencefálica y acumulándose en el cerebro humano. Aunque el hallazgo ha encendido alarmas, la evidencia sobre sus posibles efectos en la salud sigue siendo limitada.
Plásticos invisibles que están en todas partes
Los microplásticos, fragmentos microscópicos que se desprenden de productos plásticos, han sido encontrados en entornos tan extremos como la cima de las montañas o el fondo de los océanos. También se han detectado en el aire, en alimentos y dentro del cuerpo humano: pulmones, corazones, placentas y recientemente, en tejido cerebral.
Un estudio publicado en Nature Medicine en febrero analizó cerebros de personas fallecidas en Nuevo México (EE. UU.) y encontró que la cantidad de microplásticos en estas muestras ha aumentado con el tiempo. Según el toxicólogo Matthew Campen, la cantidad recuperada podría equivaler a unos 10 gramos de plástico en un cerebro humano, similar a un crayón sin usar.
Los expertos piden cautela
Investigadores de otras instituciones advierten que los resultados deben interpretarse con precaución. El toxicólogo Theodore Henry, de la Universidad Heriot-Watt (Escocia), señaló que la especulación sobre sus efectos potenciales “va mucho más allá de la evidencia”.
El químico Oliver Jones, de la Universidad RMIT (Australia), añadió que no hay datos suficientes para afirmar que este fenómeno sea común a nivel global, ni para vincularlo con daño cerebral. Además, los participantes del estudio estaban sanos antes de fallecer y no se ha demostrado que los microplásticos les causaran daño.
Lo que dicen otros estudios
Aunque la investigación en humanos es limitada, estudios en animales y observaciones clínicas han encendido interrogantes:
- En pacientes humanos, la acumulación de microplásticos en vasos sanguíneos se ha asociado a mayor riesgo de infarto, accidente cerebrovascular y muerte en personas con arterias obstruidas.
- En ratones, se ha observado que los microplásticos pueden llegar al cerebro y, en casos raros, causar coágulos al obstruir células.
Aun así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó en 2022 que la evidencia actual es insuficiente para determinar riesgos concretos para la salud humana.
¿Esperar o actuar ya?
El Instituto de Salud Global de Barcelona sostiene que no se debe esperar a tener datos completos para tomar medidas. Recomiendan aplicar el principio de precaución, limitar la exposición, mejorar los métodos de evaluación de riesgos y proteger especialmente a las poblaciones más vulnerables.
Este llamado coincide con las negociaciones de la ONU en Ginebra para lograr el primer tratado global contra la contaminación por plásticos. Un desafío urgente, considerando que la producción mundial de plástico se ha duplicado desde el año 2000 y podría triplicarse para 2060.
La presencia de microplásticos en el cerebro humano es un hallazgo reciente y todavía poco comprendido. La ciencia continúa investigando, pero las señales de alerta invitan a reducir la contaminación plástica desde ahora para prevenir posibles riesgos a largo plazo.
Fuente original aquí