Nuevo aliado: Primer antibiótico eficaz contra la gonorrea en más de 20 años

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La gonorrea, una de las infecciones de transmisión sexual (ITS) más comunes, ha acompañado a la humanidad desde tiempos antiguos. Causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, esta enfermedad puede parecer, en muchos casos, un simple malestar urogenital. Pero la realidad es que puede provocar complicaciones serias como infertilidad, enfermedades inflamatorias pélvicas, infecciones en recién nacidos, y en casos graves, afectar las articulaciones o el corazón.

Cada año, se detectan alrededor de 82 millones de nuevos casos en todo el mundo, lo que refleja su alto grado de contagiosidad. El problema no es solo su frecuencia, sino la amenaza creciente de que esta bacteria deje de responder a los antibióticos disponibles. De hecho, en los últimos años ha ido ganando resistencia a casi todos los medicamentos que antes la controlaban con eficacia.

Esto convierte a la gonorrea en una amenaza silenciosa pero real. El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) alertó recientemente que esta bacteria muestra una preocupante resistencia, especialmente a la ceftriaxona (actualmente el antibiótico de referencia) y a la azitromicina. En Europa, la resistencia a esta última aumentó alarmantemente del 14,2 % al 25,6 % entre 2021 y 2022. Esto complica el panorama, pues reduce significativamente las opciones terapéuticas disponibles para los profesionales de la salud.

Gepotidacina: una nueva esperanza

En medio de esta situación tan desafiante, surge una buena noticia que podría cambiar el curso de la lucha contra la gonorrea: un nuevo antibiótico llamado gepotidacina, desarrollado por la farmacéutica GSK. Según los resultados de un estudio clínico de fase avanzada, publicados en la prestigiosa revista The Lancet, este medicamento ha demostrado ser seguro y eficaz para tratar infecciones por Neisseria gonorrhoeae, incluyendo aquellas resistentes a los tratamientos convencionales.

Este antibiótico no es una modificación de medicamentos anteriores: pertenece a una clase totalmente nueva, llamada triazaacenafilenos. Su mecanismo de acción consiste en bloquear dos enzimas clave que la bacteria necesita para reproducirse y sobrevivir. Es decir, ataca a la bacteria en dos frentes distintos al mismo tiempo, dificultando que pueda adaptarse o generar resistencia con facilidad.

En el ensayo clínico participaron más de 600 adultos y adolescentes, y los resultados fueron muy alentadores. La gepotidacina logró curar al 92 % de los pacientes con infecciones genitales de gonorrea cuando se administró dos veces al día, un porcentaje muy similar al del tratamiento estándar actual, pero con una ventaja crucial: también funcionó contra cepas que ya no respondían a otros antibióticos.

Los efectos secundarios observados fueron leves o moderados, siendo los más frecuentes los síntomas gastrointestinales. Esto refuerza la viabilidad de este nuevo fármaco no solo desde el punto de vista científico, sino también clínico y práctico.

Más que un tratamiento: una estrategia contra la resistencia

Uno de los aspectos más importantes de este avance es su contexto: el desarrollo de nuevos antibióticos ha sido muy escaso en las últimas décadas. De hecho, si se aprueba, gepotidacina será el primer antibiótico nuevo específicamente destinado a combatir la gonorrea en más de 20 años. Y lo más probable es que no sea la última vez que lo necesitemos.

Las bacterias tienen una capacidad extraordinaria para adaptarse. Cuanto más se usan los antibióticos, especialmente de forma inadecuada o innecesaria, más aumentan las probabilidades de que los microorganismos se vuelvan resistentes. Por eso, aunque este medicamento representa un gran avance, no es una solución definitiva, sino parte de una estrategia más amplia para combatir las ITS.

La propia Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su experto Magnus Unemo, ha resaltado que este descubrimiento es «prometedor», pero que no podemos bajar la guardia. La prevención sigue siendo la herramienta más poderosa que tenemos. Usar preservativo de forma consistente, acudir al médico ante cualquier síntoma o conducta de riesgo, y realizar pruebas diagnósticas periódicas son pasos clave para contener el avance de estas infecciones.

¿Qué sigue ahora?

GSK ya ha solicitado la aprobación oficial de gepotidacina para tratar infecciones urinarias no complicadas, y planea hacer lo mismo en los próximos meses para que se apruebe también como tratamiento para la gonorrea. De ser autorizado por la FDA (la agencia reguladora de medicamentos de Estados Unidos), se espera que su uso se recomiende como una alternativa cuando los tratamientos convencionales no funcionen, o cuando un paciente no pueda o no quiera usarlos.

Esto abriría la puerta a una nueva generación de terapias que podrían cambiar las reglas del juego en el tratamiento de infecciones resistentes, no solo de transmisión sexual, sino también urinarias y potencialmente de otros tipos en el futuro.

En resumen, estamos ante un hito científico que podría marcar el inicio de una nueva etapa en la lucha contra las infecciones bacterianas. La gepotidacina no es solo una nueva pastilla en el mercado: es una señal de que, con esfuerzo conjunto, es posible ir un paso adelante en la carrera contra la resistencia a los antibióticos.

Conclusión: entre el avance y la responsabilidad

El descubrimiento de un nuevo antibiótico siempre es motivo de esperanza, pero también debe ser un llamado a la responsabilidad. El uso racional de los medicamentos, la educación sexual, la prevención y el diagnóstico temprano son herramientas que deben ir de la mano de los avances farmacológicos. Solo así podremos asegurar que los logros científicos como la gepotidacina beneficien a muchas generaciones por venir, sin volver a quedar sin opciones ante una amenaza conocida.

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