El apoyo emocional a los cuidadores de pacientes con enfermedad de Alzheimer y otras demencias: Una mirada psicológica en Puerto Rico

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Por: Ana Gratacós, PsyD - Co Coordinadora Comité de Adultos y Personas de Edad Avanzada de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, y facilitadora de grupo de apoyo de cuidadores de personas con Alzheimer y otras demencias.

Por: Ana Gratacós, PsyD – Co Coordinadora Comité de Adultos y Personas de Edad Avanzada de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, y facilitadora de grupo de apoyo de cuidadores de personas con Alzheimer y otras demencias

Cuidar a seres queridos diagnosticados con enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer (EA) y otras demencias, puede llegar a ser una labor retante. En Puerto Rico, donde la familia es el núcleo de la sociedad, muchos asumen el rol de cuidador sin una preparación previa, enfrentando altos niveles de estrés y desgaste emocional. Desde una perspectiva psicológica, el bienestar del cuidador es crucial no sólo para su propia salud mental, sino también para la calidad del cuidado que brinda.

La EA y otras demencias afectan progresivamente la memoria, el lenguaje y la independencia del paciente, lo que puede generar frustración, tristeza y agotamiento en el cuidador. A menudo, los cuidadores experimentan sentimientos de culpa, ansiedad y aislamiento. La carga emocional es intensa, y sin el apoyo adecuado, el riesgo de depresión y fatiga crónica aumenta.

Para abordar estos desafíos, es fundamental promover estrategias psicológicas que fortalezcan la resiliencia del cuidador. La terapia de aceptación y compromiso (ACT), por ejemplo, ayuda a validar las emociones difíciles, promoviendo una actitud de autoempatía y reducción de la autocrítica. Además, las intervenciones basadas en la atención plena han demostrado ser efectivas para disminuir el estrés y mejorar la regulación emocional.

El acceso a grupos de apoyo es otra herramienta esencial. En Puerto Rico, la Asociación de Alzheimer local ofrece espacios seguros para que los cuidadores compartan experiencias, reciban orientación profesional y desarrollen estrategias de afrontamiento. Estos grupos fomentan la conexión y el sentimiento de pertenencia, mitigando la soledad y el aislamiento.

Es indispensable, además, generar campañas de concienciación sobre la importancia del autocuidado. Dormir lo suficiente, mantener una alimentación balanceada y realizar actividades placenteras son aspectos clave para preservar el bienestar emocional. Socializar y buscar ayuda profesional cuando sea necesario no deben verse como signos de debilidad, sino como pasos fundamentales hacia un cuidado integral.

Fomentar la capacitación acerca del manejo de las emociones y la comunicación efectiva en la familia contribuiría a reducir la tensión en el hogar. Cuidar de un paciente con EA u otro tipo de demencia no es una labor que deba asumirse en soledad. Necesitamos una sociedad más consciente y empática, donde el bienestar del cuidador sea una prioridad. En Puerto Rico, el compromiso con la salud mental debe reflejarse en recursos accesibles y redes de apoyo fortalecidas, asegurando que quienes cuidan también sean cuidados.

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