La anemia es un problema de salud pública que afecta significativamente a la población infantil y a las mujeres en edad reproductiva en México. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) Continua 2022-2023, se ha identificado una prevalencia notable de anemia que requiere atención urgente y acciones efectivas por parte de los tomadores de decisiones. La prevalencia de anemia en la población evaluada es la siguiente:
– Preescolares (1-4 años): 9.4%
– Escolares (5-11 años): 3.2%
– Mujeres (12-49 años): 12.4%
Según un artículo, publicado en Salud Pública de México, se observó que la prevalencia de anemia es mayor en zonas rurales en comparación con áreas urbanas, así como en mujeres de mayor edad y aquellas con menor nivel educativo.
La anemia en preescolares y mujeres adultas se clasifica como un problema leve de salud pública, pero su impacto justifica la implementación de acciones preventivas y de control. También, se resalta que la vigilancia continua es esencial para orientar los programas de prevención y control, alineando las políticas públicas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Para abordar la anemia en la población infantil y en mujeres en edad reproductiva, el estudio deja las siguientes recomendaciones:
1. Investigación de causas: Invertir en investigación sobre las causas inmediatas y subyacentes de la anemia, incluyendo factores nutricionales y no nutricionales, así como condiciones estructurales como la pobreza y la calidad de la dieta.
2. Tamizaje en poblaciones de riesgo: Capacitar al personal de salud en centros de atención de primer nivel para realizar tamizajes de anemia, priorizando a infantes menores de dos años y mujeres en edad reproductiva de localidades marginadas.
3. **Acceso a alimentos nutritivos: Garantizar el derecho humano a la alimentación mediante programas que promuevan la producción local y la diversificación de alimentos ricos en hierro y otros nutrientes, especialmente en zonas rurales.
4. Educación nutricional: Implementar programas de educación nutricional en centros de salud y escuelas, promoviendo el consumo de alimentos ricos en hierro y vitaminas, así como facilitando su accesibilidad para la población de bajos recursos.
5. Continuidad de programas sociales: Reformular y continuar los programas alimentarios existentes, asegurando recursos para su monitoreo y evaluación en relación con la reducción de la anemia y la malnutrición.
6. Suplementación de micronutrientes: Crear programas de suplementación con hierro, vitamina B12, folato y vitaminas A y C en centros de salud, especialmente para infantes y mujeres en edad reproductiva, con un seguimiento periódico de la anemia.
