La diabetes y la obesidad son consideradas dos enfermedades con una gran problemática de salud pública a nivel mundial. Por un lado, la diabetes afecta a 800 millones de adultos en el mundo, mientras que más de mil millones de personas vivían con obesidad en 2022.
Ante el aumento significativo de casos de estas enfermedades, expertos ven con urgencia un enfoque integral para la prevención y manejo adecuado para que los pacientes estén bien controlados.
Para ello, se han identificado tres pilares fundamentales que, cuando se combinan, ofrecen resultados más efectivos en la mejora de la salud y la calidad de vida de los pacientes.
1. Pérdida de peso mediante hábitos saludables
Adoptar un estilo de vida saludable es clave para lograr y mantener un peso adecuado. Esto debe incluir un plan de alimentación balanceado, diseñado para las necesidades individuales de cada paciente.
Asimismo, es muy importante que el paciente realicé alguna actividad física regular. Los especialistas recomiendan al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado, complementado con entrenamiento de fuerza dos o tres veces por semana. Incluso sesiones más cortas, de 30 minutos una o dos veces a la semana, aportan beneficios significativos, como reducción del riesgo cardiovascular y de demencia.
Adicionalmente, aquellos pacientes con diabetes y obesidad deben tener una reducción del consumo de tabaco y alcohol.
2. Tratamiento farmacológico ajustado al paciente
El tratamiento farmacológico personalizado es una herramienta crucial para el manejo efectivo de la diabetes y la obesidad. En niños con obesidad (de 6 a 8 años), el uso de liraglutida diaria ha mostrado reducir el índice de masa corporal y mejorar la presión arterial y la hemoglobina glucosilada.
En mujeres con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección conservada y obesidad, la semaglutida semanal ha demostrado beneficios notables, como reducción del peso, circunferencia de cintura y marcadores inflamatorios, además de mejorar la capacidad funcional.
La elección de los fármacos debe basarse en las características individuales de cada paciente para optimizar los resultados y minimizar riesgos.
3. Apoyo personalizado
Un componente esencial del tratamiento es el acompañamiento personalizado. Este apoyo, que incluye asesoramiento médico, psicológico y nutricional, motiva a los pacientes a mantener los cambios necesarios a largo plazo.
Beneficios del enfoque combinado
Estudios recientes han demostrado que la integración de estas tres estrategias —hábitos saludables, tratamiento farmacológico y apoyo personalizado— ofrece beneficios superiores a los enfoques aislados. Este enfoque no solo mejora los indicadores metabólicos, sino también la calidad de vida de los pacientes.
Estos cambios no solo contribuyen a la mejora de la composición corporal y la condición física, sino también a la salud cardiometabólica, manteniendo niveles óptimos de hemoglobina glucosilada y mejorando la calidad de vida y el estado de ánimo.